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Un atentado con artefactos explosivos improvisados fue desactivado por las autoridades brasileñas antes de que pudiera ejecutarse durante el concierto gratuito que Lady Gaga ofreció en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, el pasado sábado. El evento, que reunió a más de 2,1 millones de personas, estuvo bajo un fuerte dispositivo de seguridad que ayudó a evitar una tragedia.
La operación, bautizada como "Fake Monster", se desarrolló en coordinación entre la Policía Civil de Río de Janeiro y el Ministerio de Justicia. Como resultado, se arrestó a dos individuos: un adulto señalado como el principal organizador del ataque, capturado en Rio Grande do Sul por posesión ilegal de un arma, y un adolescente detenido en Río por almacenar material de abuso sexual infantil.
Las investigaciones apuntan a que los detenidos formaban parte de una red digital que promovía discursos de odio, automutilación, ataques contra la comunidad LGTBI y otras formas de violencia. Este grupo utilizaba perfiles falsos en redes sociales para contactar y radicalizar a adolescentes, presentándose como supuestos miembros de los “Little Monsters”, el nombre que recibe la base de fans de la artista.
De acuerdo con el Ministerio de Justicia, los sospechosos planeaban el atentado como parte de un desafío viral para ganar notoriedad en redes sociales. Utilizaban lenguajes codificados y simbología extremista para comunicarse y coordinar posibles ataques en distintos puntos del país.
La operación policial incluyó 13 allanamientos simultáneos en los estados de Río de Janeiro, São Paulo, Mato Grosso y Rio Grande do Sul. En uno de los casos, se registró una vivienda en Macaé, donde un individuo había amenazado con cometer un asesinato en una transmisión en vivo.
Gracias a una alerta del área de inteligencia policial, se logró detectar estas células digitales antes de que concretaran su plan. La rápida actuación evitó lo que pudo convertirse en una tragedia sin precedentes, especialmente considerando la magnitud del evento musical.
Lady Gaga, quien regresó a Brasil tras cancelar una presentación en 2017 por razones médicas, ofreció un show de dos horas que fue resguardado por unos 5.000 agentes de seguridad. El operativo incluyó drones con reconocimiento facial, cámaras adicionales y decenas de torres de observación para proteger a los asistentes.
Las autoridades siguen investigando posibles conexiones del grupo con otras células extremistas y trabajan para identificar a más implicados en esta red que ponía en riesgo la seguridad de menores y eventos masivos.
