Foto: CNN.
El Ministerio de Pueblos Indígenas de Brasil ha anunciado el inicio del desalojo de alrededor de 1.600 familias que han sido señaladas como ocupantes ilegales de territorios indígenas en la región amazónica.
Según el comunicado oficial del Ministerio, algunas de estas familias están involucradas en actividades ilícitas, como la ganadería y la minería ilegal, que han causado graves daños ambientales, incluyendo la destrucción de la vegetación nativa.
De esta manera, la medida del gobierno brasileño se presenta como un intento de frenar estas prácticas y proteger los territorios indígenas de la Amazonía.
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Las autoridades encargadas de llevar a cabo estos desalojos han recibido instrucciones de hacerlo de manera pacífica y voluntaria, lo que sugiere un esfuerzo por evitar enfrentamientos y conflictos en la zona. Sin embargo, la situación es delicada, ya que en estas tierras habitan alrededor de 2.500 indígenas pertenecientes a las etnias parakanã, mebengôkre kayapó y xikrim, distribuidos en 51 aldeas.
El gobierno brasileño argumenta que la presencia de personas ajenas en territorio indígena plantea una amenaza a la integridad de estas comunidades y provoca daños ambientales, particularmente en lo que respecta a la deforestación. De hecho, la tierra indígena de Apyterewa, objeto de este desalojo, lidera la lista de áreas afectadas por la deforestación en la región.
Esta medida ha generado controversia en Brasil y en la comunidad internacional, ya que algunos la ven como un esfuerzo necesario para proteger los derechos y el territorio de las comunidades indígenas y frenar la degradación ambiental en la Amazonía, mientras que otros la critican como una acción insensible que deja a muchas familias en situación precaria.
