En declaraciones recientes, el presidente Gustavo Petro aseguró que el último barco bombardeado podría ser colombiano, en un caso que sigue generando controversia y preocupación a nivel regional.
La revelación pone en el centro del debate la seguridad colombiana y las relaciones internacionales en torno a la lucha contra el narcotráfico.
El incidente fue reportado el pasado 7 de octubre, cuando una embarcación sufrió un bombardeo en aguas del Pacífico.
Aunque inicialmente se desconocía la procedencia del navío, fuentes oficiales han indicado que existen indicios para pensar que pudo haber zarpado de Colombia o tener matrícula colombiana.
Este suceso pone en evidencia la vulnerabilidad de las fronteras marítimas y la persistencia de rutas de narcotráfico que involucran a varios países de la región.
“Indicios muestran que la última lancha bombardeada era colombiana con ciudadanos colombianos en su interior, espero que aparezcan sus familias y denuncien”, escribió Petro en su cuenta de X.
El contexto del ataque y sus repercusiones internacionales
El actual gobierno colombiano enfrenta presiones internas y externas respecto a la eficacia de sus estrategias de seguridad en costas y el combate al crimen organizado.
La posibilidad de que la embarcación bombardeada sea colombiana podría agudizar la colaboración internacional o, por el contrario, generar fricciones diplomáticas, especialmente con países vecinos afectados por el narcotráfico y los recientes operativos marítimos.
Las autoridades aún investigan el motivo del ataque y el posible vínculo del barco con actividades ilícitas.
“La agresión es contra toda América Latina y el Caribe”, señaló Petro sobre la situación.