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Esta iniciativa surge tras la emotiva carta que recibió de la famosa cantante francesa Françoise Hardy, quien padece cáncer linfático desde hace casi dos décadas.
Macron aclaró que la ley que se presentará no se trata de un suicidio asistido ni de una eutanasia como tal, ya que estará sujeta a una serie de criterios restrictivos. Entre estos criterios se encuentran la edad del paciente, la claridad de su discernimiento, el pronóstico fatal de su enfermedad y la evaluación de su sufrimiento físico y psicológico.
En caso de cumplir con estas condiciones y obtener un dictamen favorable de un equipo médico, se podrá prescribir al paciente una sustancia letal. Esta sustancia podrá ser administrada por el paciente mismo o con la ayuda de un tercero designado por él, siempre y cuando no existan limitaciones técnicas.
El presidente destacó que esta ley permitirá elegir lo menos malo cuando la muerte está próxima, enfatizando su compromiso con la fraternidad y la dignidad humana.
El anuncio de Macron ha generado un intenso debate en Francia, y su partido necesitará apoyos tanto de la izquierda como de la derecha para poder aprobar la norma en el Parlamento, lo que aún está lejos de ser seguro.
