El cuadro titulado "Dama con abanico" o "Dame mit Facher", el último retrato realizado por el pintor austríaco Gustav Klimt antes de su inesperado fallecimiento en 1918, fue vendido el martes pasado en la casa de subastas Sotheby's de Londres por un monto de 85,3 millones de libras esterlinas (99,2 millones de euros). Esta venta estableció un nuevo récord para el artista y se convirtió en la obra de arte más costosa subastada en Europa hasta la fecha, según confirmó una portavoz de Sotheby's a la agencia EFE. La pintura de Klimt, que no había sido puesta a la venta desde 1994, fue exhibida por primera vez el lunes durante una sesión dedicada al arte moderno y contemporáneo.
La pintura "Dama con abanico" ha superado el récord anteriormente establecido por la escultura estilizada "Walking Man I" del italiano Alberto Giacometti. Esta escultura fue subastada en 2010 por 65 millones de libras esterlinas (75,5 millones de euros al tipo de cambio actual) y se mantuvo como la obra más valiosa en una subasta europea hasta ahora.
El retrato, que muestra a una mujer cuya identidad nunca se ha revelado, aún se encontraba en un caballete en el estudio de Klimt cuando el artista falleció a los 55 años en Viena. Según los expertos de la casa de subastas, esta obra encapsula "toda la habilidad técnica y la exuberancia creativa" que Klimt había desarrollado hasta 1918, cuando se encontraba en uno de los momentos más destacados de su carrera artística.
"El catálogo de Sotheby's describe cómo la formalidad de los trabajos anteriores de Klimt, realizados por encargo, dio paso a una nueva expresividad y una inmersión más profunda y alegre en motivos, color y forma". En 1917, Klimt comenzó a trabajar en este retrato, ya siendo uno de los retratistas más aclamados del continente.
Aunque tenía numerosos encargos y podía cobrar más que la mayoría de sus contemporáneos, el pintor reservaba un espacio para la "libertad y espontaneidad". Según Sotheby's, esta obra es única y fue pintada completamente en busca de sus propios intereses. La casa de subastas considera que refleja la alegría que Klimt sentía al pintar y es una celebración de la belleza en su forma más pura.