Yevgeny Prigozhin, el hombre que pasó de ser un cocinero a un rebelde que desafió al presidente ruso, Vladimir Putin, murió en un accidente aéreo, dejando estructurado al grupo Wagner.
La última vez que se le vio con vida al mercenario fue el martes, cuando anunció que los militares de su bloque iniciarían un proyecto en África.
La noticia de su muerte no ha pasado desapercibida y generó revuelo a nivel mundial por registrarse a dos meses de la rebelión en contra de Putin.
Prigozhin conoció al líder ruso cuando era un cocinero, ascendiendo rápidamente luego que decidió formar el grupo armado en apoyo al ejército ruso.
Según registros, Prigozhin, el rebelde que desafió a Putin, tenía un carrito de perros calientes o Hot Dog en San Petersburgo.
Su lucha por salir adelante era evidente y lo demostró cuando se acercó al presidente de Rusia, quien le ayudó a formar el grupo Wagner.
Ambos se conocieron cuando Yevgeny abrió su propio negocio de lujo, frecuentado por Putin y otros personajes de la elite rusa.
Los negocios con el estado ruso los afianzó con su empresa Concord, logrando ser el encargado de cenas exclusivas para los eventos oficiales.
Aunque el negocio era bueno, comenzó con algo mucho mayor: Wagner. Se ganó la confianza de Putin al intervenir en conflictos como el de Siria.
El grupo está conformado por prisioneros de las cárceles rusas que fueron personados a cambio de luchar contra Ucrania.
El rebelde que desafió a Putin logró reclutar a 20 mil hombres, quienes le dieron varias victorias a Rusia en territorio ucraniano.
Fue hasta el 23 de junio que el aliado de Putin decidió levantarse en armas, exigiendo la destitución del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú.
La pugna permitió a Putin ver quiénes era sus hombres de confianza y así neutralizar cualquier ataque futuro en contra de su administración.
Aunque el líder de Wagner negó que se tratara de un movimiento armado en contra de Putin, el mandatario lo tomó como un acto de alta traición.