Foto: Getty images.
El testigo clave en el caso de la desaparición de Madeleine McCann ha proporcionado detalles impactantes sobre la confesión de Christian Brueckner, el principal sospechoso en el caso.
Durante una entrevista con el periódico alemán Bild, Helge Busching habló por primera vez sobre el caso y describió las escalofriantes imágenes de abusos sexuales que presenció en un video grabado por Brueckner, quien también era su antiguo amigo.
Busching afirmó que su vida se ha visto destrozada por el peso insoportable de lo que sabe. Según su relato, conoció a Brueckner poco después de la desaparición de Madeleine en Portugal en 2007. Unos amigos los presentaron y, en un principio, Brueckner parecía ser una persona agradable y sociable.
Después de que Brueckner fuera encarcelado, Busching tomó la decisión de irrumpir en la casa de su antiguo amigo con la intención de robar. Fue durante este acto criminal que se topó con el perturbador material que lo ha atormentado durante años.
"Registré el apartamento, tomamos una videocámara, muchas cintas grabadas y una pistola", reveló Busching al medio.
Luego, en su casa, mientras veía los primeros videos, se encontró con imágenes que parecían parte de una película. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que mostraban a una mujer siendo azotada.
La mujer estaba atada en la cama, aparentemente tenía entre 70 u 80 años, llevaba gafas de buceo pintadas y no podía ver. Gritaba en inglés: "¡Maldito bastardo!".
Al concluir el video, la mujer se sentó en la cama y se despojó de la máscara, revelando que era Christian Brueckner. Busching quedó incrédulo ante lo que presenciaba y llamó a su amigo Manni para que también presenciara la escena.
Manni observó el video durante dos minutos y expresó: "No quiero tener nada que ver con esto". Busching le contestó: "¡Lo he visto, se ha quitado la máscara!".
Busching también reveló que había videos sexuales que mostraban a una anciana y a una menor, de aproximadamente 13 años, atada desnuda a una viga. Brueckner se sentaba detrás de ella en el sofá y se burlaba de la situación.
Fue en ese momento que Busching se dio cuenta del tipo de persona que era Brueckner. Un policía alemán le recomendó que no tocara los videos ni la pistola encontrados.
Manni arrojó el arma a un embalse y Busching vendió la cámara. Luego, cuando dejó Portugal, dejó los videos en su casa rodante, pero no está claro qué sucedió con ellos.
Busching también contó que en 2008, durante una conversación en España, Brueckner mencionó de manera casi inadvertida lo que había hecho con Madeleine McCann en Portugal un año antes.
El sospechoso le preguntó si ya no iba a Portugal o hacía negocios allí, a lo que Busching respondió que no, debido a los intensos controles policiales. Brueckner expresó su sorpresa por la desaparición de la niña y Busching interpretó su reacción como una confirmación de su implicación en el caso.
Antes de desaparecer de la vida de Busching, Brueckner pronunció tres palabras que quedaron grabadas en la mente de su antiguo amigo y cómplice: "Ella no gritó".
