En Estados Unidos, una mujer que estaba experimentando depresión buscó ayuda de un chamán con la esperanza de aliviar su sufrimiento. Lamentablemente, esta búsqueda de alivio terminó trágicamente cuando perdió la vida debido a envenenamiento.
A los 32 años, Teresa Lazo dio a luz a su primer hijo en diciembre. Sin embargo, su alegría se vio empañada cuando, un mes después, le diagnosticaron depresión post-parto.
De acuerdo con sus familiares, la joven tenía el deseo de superar las molestias y optó por probar un remedio natural como solución.
Así pues, el 6 de mayo decidió visitar a un chamán en Los Ángeles, quien le proporcionó el veneno de una rana amazónica conocida como "Kambó" para que lo ingiriera.
Dado que se afirma que tiene propiedades curativas para varias enfermedades, su uso se ha difundido en diferentes países. Sin embargo, expertos indican que ninguno de los supuestos "beneficios" ha sido respaldado científicamente y su consumo puede ser mortal.
Eso ocurrió con Teresa, quien exhibió marcas en sus pantorrillas y parte posterior del muslo que concuerdan con la aplicación del veneno.
Después de experimentar episodios de vómitos, la mujer fue llevada a un hospital, donde el veneno tuvo un impacto devastador y resultó en sufrir muerte cerebral.
En este momento, la familia está solicitando una investigación completa y han presentado una demanda contra el chamán acusándolo de envenenamiento.
Las antiguas comunidades indígenas en Brasil empleaban el veneno de la "rana mono" como un medio para fortalecer su sistema inmunológico. Para lograr esto, llevaban a cabo un elaborado ritual que incluía cánticos con el fin de inmovilizar al anfibio y extraer la secreción de su espalda, la cual actúa como una defensa contra los depredadores.
No obstante, en la actualidad, supuestos chamanes están llevando a cabo una reproducción de esta ceremonia en países como Chile, Colombia, Perú e incluso España.
El procedimiento consiste en aplicar quemaduras superficiales en forma de puntos. En el caso de las mujeres, se realiza en las pantorrillas, mientras que en los hombres puede ser en los brazos o el tórax.
Se afirma que esta práctica alivia una variedad de dolencias, como cansancio, dolor de cabeza, asma, diabetes, estreñimiento, cirrosis, estrés, falta de apetito sexual, depresión y crisis de ansiedad.