Fotografía cortesía. / Facilitada por la BBC.
Inglaterra.- El caso de un indigente que confesó un crimen para conseguir comida y que fue condenado a cadena perpetua se ha viralizado en las redes sociales.
Según medios británicos, Anthony Kemp mantuvo el crimen ocultó por más de 30 años, pero su deseo de conseguir un techo y comida lo llevaron a confesar.
El hombre cuando tenía 21 años de edad, exactamente en 1983, mató a Christopher Ainscough golpeándolo en la cabeza con un cenicero de mármol.
La mujer del joven era un misterio y no se contaba con un sospechoso, razón por la cual el caso fue archivado por años.
Una vez que el indigente de 59 años decidió contar como perpetró el crimen la policía lo sometió a una serie de pruebas.
A pesar que Christopher Ainscough intentó retractarse de la muerte, diagnósticos de ADN obtenidas en la escena del crimen confirmaron su culpabilidad.
‘La Policía comparó su ADN con el que quedó en una colilla de cigarrillo encontrada en la sala de estar de Ainscough y ambas muestras coincidían”.
Horas antes de ser procesado y sin imaginar que su castigo sería de una cadena perpetua, el hombre aseguró que prefería pasar sus últimos días en la cárcel.
“Prefiero pasar los últimos años de mi vida en la cárcel que dormir en la calle”, dijo sin imaginar que lo que implicaría su confesión.
Además, del crimen se encontró que el hombre era gay y solía invitar a personas que acababa de conocer a su apartamento. Estrategia que pudo haber usado para engañar a su víctima hace 38 años.
El indigente contaba con varios antecedentes penales que se sumaron al expediente por el asesinato.
Anthony Kemp deberá cumplir 15 años y medio en la cárcel antes de poder ser considerado para beneficiarse de una libertad condicional.
