Fiscales estadounidenses aseguraron que el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, aceptó sobornos de un narcotraficante hondureño a cambio de proteger su laboratorio de cocaína y sus actividades de narcotráfico y que además accedió a que las fuerzas armadas ayudaran al traficante a transportar la droga.
Los fiscales del distrito sur de Nueva York señalan en documentos judiciales presentados en el sistema electrónico de los tribunales federales que Hernández explicó a otros cómo malversaba dinero de asistencia ofrecido por Estados Unidos a través de organizaciones fraudulentas sin ánimo de lucro. También dijo supuestamente que robaba dinero del sistema de seguridad social de Honduras, dicen los fiscales.
El presidente no es citado por su nombre en los documentos judiciales sino que se le señala como CC-4, es decir co-conspirador número 4, al igual que han hecho los fiscales en el pasado en numerosas ocasiones. Hernández ha negado repetidamente cualquier señalamiento previo.
Los documentos citan a Hernández diciendo que quería "'meter las drogas en las narices de los gringos' inundando los Estados Unidos con cocaína".
Al presidente se le nombró por nombre y cargo de forma repetida en el juicio a Tony Hernández, su hermano, donde se acusó al mandatario de aceptar un millón de dólares en ganancias de la droga por parte del traficante Joaquín “El Chapo” Guzmán.
El mandatario no ha sido acusado formalmente de nada por parte de las autoridades estadounidenses.
En el paquete de documentos judiciales de más de 55 páginas, los fiscales dicen que Hernández se encuentra fuera del alcance del gobierno estadounidense para recibir una citación y que probablemente Hernández apelaría a su derecho de no hablar si fuera interrogado bajo juramento sobre estas actividades.
Los documentos, presentados el viernes por la noche, hacen referencia al caso de Geovanny Daniel Fuentes Ramírez, un traficante que fue arrestado el 1 de marzo del 2020 en Miami.
Cuando en marzo se anunció el arresto de Fuentes Ramírez los fiscales dijeron que el presidente se reunió con él en el 2013 y le aceptó un soborno de 25.000 dólares a cambio de protección. También dijeron, al igual que repiten ahora, que el presidente le dijo a Fuentes Ramírez que estaba interesado en tener acceso al laboratorio de cocaína de éste debido a su proximidad a la zona comercial de Puerto Cortés, en la costa noreste de Honduras.
El presidente ha desestimado las acusaciones una y otra vez, asegurando que son mentiras de narcotraficantes que buscan venganza por sus duras políticas impuestas para combatir el tráfico de drogas. Un mensaje de correo el sábado, enviado a una colaboradora del presidente solicitando respuesta a las acusaciones, no fue respondido de forma inmediata.
Un jurado estadounidense declaró culpable en octubre del 2019 a Tony Hernández, hermano del mandatario, de tráfico de drogas y posesión de armas. El juicio salpicó de lleno al presidente, ya que fiscales y ex traficantes dijeron durante el proceso que éste recibió fondos por parte de narcos para poder financiar sus campañas electorales y comprar los votos de diputados para lograr ser presidente del Congreso y más adelante del país.
Los documentos del viernes ofrecen sorprendentes detalles sobre la supuesta relación del presidente con narcotraficantes como Fuentes Ramírez. Por ejemplo, dicen que el mandatario dijo que quería que la agencia antidrogas estadounidense pensara que Honduras combatía al narcotráfico cuando en realidad él iba a eliminar la extradición y “metería las drogas delante de las narices de los gringos”.
Los fiscales basan sus acusaciones del viernes, en parte, en conversaciones que han tenido con el exlíder de Los Cachiros, Devis Leonel Rivera Maradiaga, quien lleva preso años en Nueva York. Los documentos son en preparación al juicio de Fuentes Ramírez, durante el cual Rivera Maradiaga testificará, dijeron los fiscales.
Según el distrito sur de Nueva York, Fuentes Ramírez le dijo a Rivera Maradiaga que se reunió con el presidente en dos ocasiones cuando éste se presentaba como candidato en las elecciones presidenciales y que le pagó aproximadamente 450.000 lempiras (más de 18.000 dólares) en cada ocasión.
Los fiscales destacan que las conversaciones entre el mandatario y Fuentes Ramírez ocurrieron en 2013 y 2014. El presidente Hernández ganó las elecciones de su país a finales de 2013. Fue reelecto en el 2017.
Según los fiscales, el mandatario realizó comentarios como el de la seguridad social en un local en el departamento de Cortés que frecuentaba. El dueño del local, dijeron los fiscales, financió generosamente al Partido Nacional de Honduras del presidente.
Tras las supuestas reuniones entre el presidente con Fuentes Ramírez, éste recibió “apoyo por altos cargos del ejército de Honduras”, dicen los documentos. Por ejemplo, Fuentes Ramírez llevaba a menudo una ametralladora verde que le había dado un comandante. También se le había dado uniformes militares, chalecos antibalas y placas de identificación policial.
Los documentos muestran artículos de prensa que hablan del supuesto laboratorio de cocaína, fotos de armas y de dinero en efectivo.
Los fiscales aseguran que tienen conversaciones de WhatsApp entre Fuentes Ramírez y policías y miembros del ejército. En conversaciones con un tal “Comanche”, supuestamente miembro del ejército, Fuentes Ramírez habló del violento asesinato de Nery López Sanabria, un hondureño que fue apuñalado en una cárcel de Honduras en octubre del 2019. Los libros contables de López Sanabria, listando operaciones de tráfico de drogas, habían sido mostrados poco antes en el juicio a Tony Hernández.
Este es un reportaje de Associated Press (AP), por Claudia Torrens.