La inteligencia militar de Dinamarca ha señalado por primera vez a Estados Unidos como un posible riesgo para la seguridad nacional, un cambio notable en la manera en que uno de los aliados europeos más cercanos de Washington evalúa su relación transatlántica. La advertencia aparece en el informe de perspectivas de inteligencia 2025, publicado este miércoles por el Servicio de Inteligencia de Defensa danés.
Según el análisis, EEUU ha adoptado una postura cada vez más enfocada en sus propios intereses y está utilizando su poder económico y tecnológico “como herramienta de presión”, incluso hacia naciones aliadas. El informe destaca que Washington recurre a tácticas como amenazas de aranceles elevados e incluso contempla, sin excluir, el uso de fuerza militar para defender sus objetivos, recordando intentos previos de influir sobre la soberanía danesa en Groenlandia.
Esta evaluación se suma a la creciente inquietud en Europa respecto al giro estratégico estadounidense. En octubre, los servicios de inteligencia de Países Bajos revelaron que habían dejado de compartir ciertos datos con sus homólogos estadounidenses por preocupaciones políticas y de derechos humanos.
El informe danés también resalta la brecha que se amplía entre ambas orillas del Atlántico, mientras EEUU impulsa políticas industriales más agresivas. Además, recuerda que la Estrategia de Seguridad Nacional estadounidense advierte que Europa podría enfrentar un “riesgo de desaparición civilizatoria” en las próximas dos décadas, una declaración que ha generado controversia.
En cuanto al escenario global, la inteligencia danesa señala que la relación entre Washington y Pekín es cada vez más incierta. El rápido ascenso de China ha debilitado la hegemonía estadounidense y ha provocado una competencia directa por influencia, recursos y alianzas, especialmente en regiones estratégicas como el Ártico y el Pacífico.
Este enfoque intensificado hacia Asia, advierte el informe, alimenta dudas sobre la capacidad de EEUU para seguir siendo el principal garante de seguridad en Europa. Ante ello, insta a los países europeos a reforzar su cooperación militar y su capacidad de disuasión frente a Rusia.
Finalmente, el documento plantea un escenario extremo: que en los próximos años tanto Rusia como China estén preparadas para librar guerras regionales simultáneas, en el mar Báltico y el estrecho de Taiwán, respectivamente, lo que pondría a prueba la cohesión y la capacidad de respuesta de Occidente.
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