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En un intento fallido de incriminar a su exesposa, Tan Xianglong, de 37 años, fue condenado a tres años y diez meses de prisión en Singapur. El acusado había planeado lo que consideraba el "crimen perfecto": colocar lo que creía ser más de medio kilo de cannabis en el automóvil de su exesposa para que ella fuera arrestada y condenada por tráfico de drogas, un delito que en Singapur podría llevar a la pena de muerte.
A pesar de sus intenciones, menos de la mitad de la sustancia resultó ser cannabis, mientras que el resto era material de relleno. Según los documentos del tribunal, Tan quería "asustar a la parte involucrada y causarle problemas legales". No obstante, su plan se desmoronó cuando la cámara instalada en el automóvil de su exesposa lo captó rondando el vehículo, lo que la llevó a denunciarlo por acoso.
En un principio, las autoridades arrestaron a la esposa de Tan al encontrar la droga en su coche, pero tras una investigación más exhaustiva, el enfoque se dirigió hacia Tan, quien fue finalmente detenido.
El tribunal rechazó la defensa de Tan, que alegaba que sufría de depresión en el momento del crimen, al no encontrar evidencia de ningún trastorno mental. Aunque la pena por posesión de drogas en Singapur puede ser de hasta cinco años de prisión, Tan recibió una condena menor debido a su cooperación con las autoridades y su declaración de culpabilidad temprana.
Este caso subraya la rigurosidad de las leyes antidrogas en Singapur, un país conocido por aplicar severas penas, incluyendo la pena de muerte, en casos relacionados con el tráfico de drogas.
