Concluyó la capilla ardiente del papa Francisco en la basílica de San Pedro, tras permanecer abierta durante tres días para que miles de fieles pudieran darle el último adiós. El cierre marcó el inicio de los preparativos para el funeral del pontífice argentino, previsto para este sábado, seguido de su entierro en la ciudad de Roma.
A lo largo de las jornadas de despedida, más de 250.000 personas se acercaron al Vaticano para rendirle homenaje, formando extensas filas que recorrieron la nave central de la emblemática basílica. Poco antes de las 19:00 h local de este viernes, se interrumpió el acceso del público, permaneciendo en el templo únicamente autoridades eclesiásticas y personal vaticano.
Una vez despejado el lugar, se retiraron las sillas y las barreras colocadas para la organización del velatorio. Inmediatamente después comenzó, en estricto ámbito privado, la ceremonia de cierre del féretro, que incluyó un antiguo y solemne ritual cargado de simbolismo.
Durante el acto, se leyó un documento oficial conocido como rogito, que recoge los momentos más importantes del pontificado y de la vida del papa. Este texto fue firmado por varios cardenales, entre ellos Giovanni Battista Re, quien presidirá el funeral; Pietro Parolin, secretario de Estado; y Mauro Gambetti, arcipreste de San Pedro.
Tras un momento de silencio y oración, se colocó un velo blanco de seda sobre el rostro del pontífice, seguido de una bendición con agua. Luego, se depositaron en el interior del féretro una bolsa con monedas y medallas acuñadas durante su papado, junto con un cilindro sellado que contenía el acta conmemorativa.
La ceremonia fúnebre del papa Francisco tendrá lugar la mañana del sábado en la Plaza de San Pedro. Posteriormente, su cuerpo será trasladado en cortejo hasta la basílica de Santa María la Mayor, donde será enterrado en una ceremonia íntima.