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El canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, declaro en Pekín, la importancia de un diálogo directo entre Ucrania y China (aliado de Rusia), para buscar soluciones al conflicto con Rusia, que ya lleva casi dos años y medio.
En un video publicado en sus redes sociales tras su llegada a la capital china, Kuleba destacó la necesidad de intercambiar posiciones entre Kiev y Pekín. Esta visita marca la primera vez que Kuleba se encuentra en China desde el inicio de la guerra en febrero de 2022.
Kuleba también utilizó su cuenta de Instagram para anunciar su llegada a Pekín, expresando su intención de armonizar las propuestas de paz presentadas por Ucrania y China. "Debemos evitar la competencia entre planes de paz. Es muy importante que Kiev y Pekín lleven a cabo un diálogo directo", reiteró.
China, por su parte, ha instado repetidamente a la apertura de negociaciones entre Rusia y Ucrania para poner fin al conflicto. Sin embargo, las propuestas chinas no han sido bien recibidas por Kiev, ya que no exigen la retirada previa de las tropas rusas del territorio ucraniano, una condición fundamental para Ucrania.
El Ministerio de Exteriores ucraniano anunció el lunes una visita de tres días de Kuleba a China, durante la cual el canciller se reunirá con su homólogo chino, Wang Yi. El objetivo principal del viaje es explorar posibles perspectivas para lograr una "paz justa".
Esta misión busca desarrollar los contactos entre el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y el presidente de la República Popular China, Xi Jinping, fortaleciendo así los lazos diplomáticos entre ambos países.
Desde el inicio de la guerra, Ucrania ha intentado acercarse a China con la esperanza de que Pekín utilice su influencia sobre Rusia para promover una desescalada del conflicto.
En los últimos días, Zelenski ha intensificado sus llamados a la negociación para poner fin a la guerra lo antes posible, manteniendo contactos con representantes políticos que abogan por un alto el fuego inmediato, como el primer ministro húngaro, Viktor Orbán; el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump; y el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolín.
