En medio de un ambiente político polarizado y bajo la mirada de organizaciones internacionales, el “recorte de fondos contra VIH/SIDA” propuesto por el presidente Donald Trump en Estados Unidos ha generado reacciones intensas y preocupaciones de expertos en salud pública y defensores de derechos humanos.
Según informes, la medida busca reducir considerablemente los recursos destinados a programas de prevención, tratamiento y apoyo a personas con VIH/SIDA, tanto a nivel nacional como internacional.
Impacto en programas de prevención y tratamiento
El posible recorte afectaría programas clave como Ryan White y el Plan de Emergencia para el Alivio del Sida (PEPFAR), iniciativas que han salvado millones de vidas en las últimas décadas.
Expertos advierten que menos financiamiento podría causar un aumento en las tasas de infección y mortalidad, retrocediendo años de avances.
“Esta decisión coloca en riesgo a los más vulnerables”, afirma un portavoz de la Organización Mundial de la Salud.
En América Latina, donde muchos países han adoptado modelos financiados parcialmente por Estados Unidos, el impacto sería significativo, especialmente en poblaciones marginadas o con acceso limitado al sistema sanitario.
Organizaciones sociales recalcan que la respuesta global al VIH/SIDA depende de la cooperación internacional y de políticas sostenidas.
Este debate revive recuerdos de anteriores controversias sobre salud pública y ayuda internacional durante la administración Trump.

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