Foto: Shuteterstock
Los mensajeros del satanismo podrían pronto recorrer los pasillos de las escuelas públicas de Florida, como consecuencia de la iniciativa del gobernador de extrema derecha Ron DeSantis para incrementar la presencia de la religión en la educación.
Una nueva ley estatal que entró en vigor esta semana permite a organizaciones externas brindar "consejería y apoyo adicional a los estudiantes" en los campus escolares. Aunque deja la implementación de los programas de capellanes a discreción de los distritos escolares individuales, DeSantis ha dejado claro que su intención es restaurar los principios del cristianismo en la educación pública.
Al firmar la ley en abril, DeSantis afirmó: "Sin este proyecto de ley, básicamente estás diciendo que Dios no tiene lugar en el campus. Eso está mal".
Los satanistas ven esta ley, que surge en medio de un vigoroso impulso teocrático en la educación por parte de la derecha religiosa a nivel nacional, como una oportunidad igualitaria: si se permite el acceso de capellanes cristianos a los estudiantes, a menudo en las etapas más vulnerables e impresionables de sus vidas, entonces ellos también deben ser permitidos.
Lucien Greaves, cofundador del Templo Satánico, dijo que su organización tiene miembros listos para ofrecerse como voluntarios si los distritos escolares en cualquiera de los 67 condados de Florida anuncian que se están inscribiendo en el programa de capellanes de DeSantis.
Sin embargo, no hay planes para introducir estudios sobre las artes oscuras o rituales satánicos en ningún aula. El Templo Satánico defiende a Satanás no como un demonio literal y omnipresente, sino como un símbolo de rebeldía y resistencia al autoritarismo. Afirman que su estrategia en este caso es resaltar las flagrantes violaciones de la separación constitucionalmente protegida entre iglesia y estado.
La nueva ley de Florida, promovida por el gobernador DeSantis, abre las puertas a una diversidad de influencias religiosas en las escuelas públicas, lo que ha generado controversia y preocupación entre aquellos que defienden la separación entre religión y educación. Queda por ver cómo se implementará esta ley y qué impacto tendrá en el entorno educativo del estado.
