El modelo de lenguaje DeepSeek, desarrollado en China, ha sido objeto de prohibiciones y advertencias regulatorias en varios países debido a graves vulnerabilidades de seguridad. Entre los principales riesgos detectados figuran la exposición de datos personales, el posible acceso del Estado chino a la información y la alineación ideológica del sistema con los intereses del Partido Comunista Chino.
La mayor preocupación internacional recae en su política de privacidad, que obliga a almacenar todos los datos de los usuarios en servidores ubicados en la República Popular China. Esta práctica incluye historiales de uso, direcciones IP y datos procedentes de servicios externos. Además, la empresa se reserva el derecho de utilizar las interacciones de los usuarios para entrenar su tecnología, lo que implica que incluso información confidencial podría ser legalmente explotada.
Expertos advierten que, bajo la Ley de Seguridad Nacional china, el gobierno puede acceder libremente a esta información con el argumento de “proteger la seguridad nacional”.
La Autoridad de Protección de Datos de Italia prohibió el uso de DeepSeek en enero de 2025, alegando falta de transparencia y resistencia a cumplir con las normativas europeas. Irlanda ha advertido que las garantías de privacidad de la UE no se aplican si los datos se almacenan en China, mientras que Corea del Sur suspendió nuevas descargas de la aplicación por incumplir sus leyes nacionales.
Asimismo, Taiwán ha vetado su uso en instituciones gubernamentales, citando riesgos de seguridad nacional y tensiones geopolíticas.
Con estas restricciones, DeepSeek se convierte en uno de los casos más controvertidos en el debate global sobre soberanía tecnológica y protección de datos en la era de la inteligencia artificial.