Un equipo de arqueólogos ha realizado un hallazgo extraordinario en la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, considerado por muchos cristianos como el lugar donde fue sepultado Jesús. Durante trabajos de restauración iniciados en 2022, investigadores italianos de la Universidad Sapienza de Roma encontraron restos de un antiguo jardín que dataría de hace unos 2.000 años.
El análisis arqueobotánico identificó polen y restos vegetales de olivos y vides, plantas características de la región, justo debajo del suelo de la antigua basílica. Estas pruebas sugieren que en la época de la crucifixión de Jesús —comúnmente situada en la primavera del año 33 d.C.— existía un jardín en esa zona, lo que coincide con el relato bíblico del Evangelio de Juan 19:41: “En el lugar donde fue crucificado, había un huerto, y en el huerto un sepulcro nuevo...”.
Este hallazgo podría ayudar a esclarecer debates históricos sobre la ubicación exacta del Calvario y la tumba de Cristo, y representa la primera gran excavación arqueológica en este sitio desde el siglo XIX. Los investigadores destacan que el descubrimiento refuerza las tradiciones cristianas relacionadas con el Santo Sepulcro y ofrece una conexión tangible con los relatos evangélicos.
La arqueóloga principal del proyecto, Francesca Romana Stasolla, explicó que los restos vegetales encontrados son especialmente relevantes porque confirman detalles descritos en el Evangelio de Juan. Según la especialista, las referencias a un espacio verde entre el lugar de la crucifixión y la tumba podrían haber sido redactadas por alguien con conocimiento directo del paisaje de Jerusalén en aquel entonces. “El evangelio menciona una zona cultivada entre el Calvario y el sepulcro, y eso es justamente lo que hemos identificado en la excavación”, afirmó.
Además, los expertos concluyeron que el terreno donde hoy se encuentra la iglesia ha atravesado una transformación significativa a lo largo de los siglos: primero fue una cantera, luego campos de cultivo y finalmente, un sitio de entierro. Esta secuencia histórica ofrece un contexto físico y arqueológico que respalda la narrativa bíblica sobre el lugar donde Jesús fue sepultado, añadiendo así una nueva dimensión al conocimiento sobre uno de los lugares más sagrados del cristianismo.