El mandatario estadounidense, Donald Trump, ordenó la reapertura de la temida prisión de Alcatraz para albergar a delincuentes violentos y despiadados.
La noticia provocó de inmediato una ola de reacciones, tanto positivas como negativas, sobre las repercusiones legales para el país por el tema de derechos humanos.
"Ordeno a la Oficina de Prisiones, junto con el Departamento de Justicia, el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional, que reabra un Alcatraz sustancialmente ampliado y reconstruido para albergar a los delincuentes más violentos y despiadados de Estados Unidos", dijo el presidente.
Agregó que su nación ya no será rehén "de criminales, matones y jueves que temen hacer su trabajo y nos permita expulsar a delincuentes que ingresaron ilegalmente a nuestro país".
Donald Trump dejó claro que la reapertura de Alcatraz será un símbolo de ley, orden y justicia.
La temida prisión está ubicada en una isla frente a la costa de San Francisco y dejó de operar por el alto costo para su operabilidad. La cárcel funcionó durante caso 30 años antes de que se cerrara en 1953.
Actualmente, la prisión de Alcatraz está bajo control de Servicios de Parques Nacionales, que la gestiona como un lugar turístico. Se estima que más de un millón de personas visitan la prisión cada año.
Desde 1986, la cárcel se considera un Monumento Histórico Nacional, designación que se vería afectada si se hacen reconstrucciones como lo ha pedido Trump.