En una bahía del Mar Báltico, un proyecto pionero respaldado por el gobierno alemán está utilizando robots y tecnologías avanzadas para eliminar municiones no explotadas que contaminan los mares desde la Segunda Guerra Mundial. Se estima que más de 1,6 millones de toneladas de armas sin detonar se encuentran dispersas en estos mares.
Este esfuerzo forma parte de un programa más amplio con una inversión de 100 millones de euros (106,9 millones de dólares), cuyo objetivo es desarrollar un proceso seguro para la remoción y destrucción de estas municiones.
El profesor Jens Greinert, experto en monitoreo del mar profundo de la Universidad Christian-Albrecht en Kiel y colaborador del proyecto, ha señalado la gravedad del asunto, “las municiones corroídas están liberando sustancias cancerígenas, que ya se han encontrado en peces y mejillones. Cuanto más tiempo permanezcan allí, mayor será la concentración de sustancias dañinas en el agua", explicó Greinert.
El proyecto involucra el uso de vehículos operados remotamente (ROV) y crawlers adaptados, diseñados no solo para remover bombas individuales, sino también para limpiar de manera rápida y eficiente sitios densamente contaminados.
Heike Imhoff, experta en conservación marina del Ministerio de Medio Ambiente de Alemania, destacó que la meta a largo plazo es construir una plataforma en alta mar donde las municiones puedan ser destruidas en una cámara de detonación.
Dieter Guldin, director de operaciones de SeaTerra, una de las empresas participantes en el proyecto, indicó que hasta ahora la remoción de municiones no explotadas (UXO) se ha llevado a cabo de manera fragmentaria, principalmente para evitar obstáculos en proyectos de infraestructura como granjas eólicas.
“Actualmente, nuestro objetivo es limpiar los mares por motivos medioambientales”, expresó Guldin, añadiendo que esperan desarrollar métodos que permitan realizar esta tarea en unos treinta años, en lugar de los 150 años que se requerirían con las técnicas actuales.
La primera fase del proyecto en la Bahía de Lübeck, planificada para llevarse a cabo de julio a septiembre de este año, pretende recuperar aproximadamente 50 toneladas de municiones, las cuales serán incineradas en una cámara de detonación en tierra, gestionada por GEKA, una empresa especializada en la eliminación de municiones tanto químicas como convencionales.
Este esfuerzo busca no solo preservar el ecosistema marino, sino también evitar posibles accidentes como los ocurridos en el pasado, cuando niños o paseantes han recogido municiones confundidas con piedras o ámbar báltico.