Reino Unido.- El caso de una joven madre de 27 años ha generado conmoción por tratarse nuevamente de un diagnóstico médico errado que le imposibilitó luchar por su vida.
La historia de Lizzy Evans se suma a una gran lista de expedientes de diagnósticos errados que han provocado la muerte de varias británicas.
De acuerdo con relatos de familiares y de la propia víctima, la joven comenzó a sentir fuertes dolores musculares, diagnosticándole menopausia precoz.
Antes de morir por el cáncer que se le propagó por todo su cuerpo al recibir el diagnóstico médico errado, relató que durante su último embarazo comenzó a sangrar mucho.
‘Iba y venía del hospital y cuando revisaron mi cuello uterino, dijeron que se veía anormal. Con una biopsia me diagnosticaron cáncer de cuello uterino’, dijo la joven madre.
Una vez que dio a luz, comenzó el tratamiento que siguió al pie de la letra hasta el 6 de mayo del 2020, antes que se propagara el coronavirus.
Por los efectos de la pandemia, el monitoreo regular al que tenía que ser sometida fue trastocado y el cáncer regresó, propagándose por todo el cuerpo.
‘El tratamiento que había cumplido no frenó la agresividad de su enfermedad y empezó a manifestar dolores en hombros, espalda, costillas y cuello’, dijo un pariente de la víctima sobre el diagnóstico médico errado.
Una vez que el estado de salud empeoró, los médicos reconocieron que el cáncer se había extendido a los pulmones, cerebro y columna vertebral.
El diagnóstico no podía ser peor, la enfermedad ya había avanzado tanto que no tenía esperanzas de vida.
La joven madre tras reconocer que había sido víctima de un diagnóstico errado emprendió una campaña para crear conciencia.
Lizzy, falleció el 31 de marzo; dejando cuatro niños de 9, 8, 2 y 1 año de edad a cargo de su esposo.