Un equipo de científicos liderado por la científica chilena, Dafne Crutchik, han explorado una solución inusual pero efectiva para abordar la escasez de fósforo, un componente vital en la producción de fertilizantes, a través del uso de la orina humana.
El fósforo para los fertilizantes se extraía de depósitos minerales, pero con las reservas globales en disminución y los precios en constante aumento debido a factores geopolíticos y económicos, la necesidad de encontrar fuentes alternativas se ha vuelto más apremiante que nunca.
Crutchik, una destacada doctora en ingeniería química y ambiental de la Universidad Adolfo Ibáñez, ha dirigido sus esfuerzos hacia una solución ingeniosa: “La extracción de fósforo de la orina humana”.
En varios países alrededor del mundo, incluyendo Estados Unidos, Francia, Nepal y Ucrania, los agricultores ya han adoptado el uso de la orina como fertilizante con resultados prometedores.
Durante el proceso se recopila la orina de voluntarios, amigos y familiares, luego se combina con agua de mar para proporcionar los nutrientes necesarios, y finalmente se deja reposar durante varios días.
Este proceso da como resultado la precipitación del fósforo, que se solidifica en cristales blancos listos para ser utilizados como fertilizante. La eficacia de este método ha sido demostrada por el equipo de Crutchik, que ha logrado producir cantidades significativas de cristales de fósforo utilizando esta técnica.
Crutchik estima que si la orina humana se reciclara en todo el mundo, hasta el 20% de los fertilizantes sintéticos podrían ser reemplazados por estos cristales de fósforo, lo que tendría un impacto significativo en la reducción de la dependencia de los recursos minerales y la promoción de la agricultura sostenible.
Sin embargo, a pesar de los evidentes beneficios ambientales y económicos de esta propuesta, se enfrenta a varios obstáculos. En Chile, por ejemplo, la orina no está incluida en la lista de fertilizantes autorizados por las autoridades, lo que dificulta su adopción generalizada.
Además, existen cuestiones culturales y sociales asociadas con el uso de la orina como fertilizante, lo que resalta la necesidad de una mayor educación y concienciación sobre los beneficios de esta práctica.