¿Cómo fue la muerte de Jesucristo según la ciencia?

¿Cómo fue la muerte de Jesucristo según la ciencia?

La ciencia ha desvelado una perspectiva sobre los eventos que rodearon la crucifixión de Jesús de Nazaret, hace dos milenios.

Foto: Getty images.
  • Kim Ramos | 29-03-2024.5:49 pm.

Más allá de las interpretaciones religiosas que rodean la figura de Jesucristo, la ciencia ha desvelado una perspectiva sobre los eventos que rodearon su crucifixión hace dos milenios en lo que hoy conocemos como Israel.

Jesús de Nazaret, un hombre histórico reconocido incluso por fuentes no religiosas, fue un líder judío cuyas enseñanzas y acciones desafiaron el orden establecido, generando tensiones con el poderío del Imperio romano. 

Su condena y ejecución por crucifixión en vísperas de la Pascua, también conocida como Domingo de Resurrección, marcaron el inicio de un legado que trascendería la historia.

La crucifixión, una forma de castigo común en el contexto de la antigua Roma, se aplicaba principalmente a esclavos y a aquellos considerados enemigos del Estado. Consistía en la tortura y ejecución del condenado en una cruz, un acto diseñado para infligir el máximo sufrimiento y servir como advertencia para otros.

Según registros históricos, la crucifixión no era un evento excepcional en la época de Jesús. Jerusalén, en particular, presenció miles de ejecuciones de este tipo, reflejando la brutalidad de la ocupación romana en la región.

A principios del nuevo milenio, el médico forense estadounidense Frederick Thomas Zugibe, renombrado profesor de la Universidad de Columbia y ex patólogo jefe de un Instituto Médico Legal en Nueva York, llevó a cabo una serie de experimentos destinados a comprender los efectos de una crucifixión en el cuerpo humano.

Los resultados de estos experimentos fueron detallados en su obra "La Crucifixión de Jesús: Una Investigación Forense". Utilizando cruces de madera de 2,34 metros de altura y 2 metros de longitud, Zugibe y su equipo reclutaron a voluntarios, todos adultos jóvenes en sus 30 años, para suspenderlos en estas estructuras y monitorear electrónicamente sus reacciones con electrocardiogramas, pulso y mediciones de presión arterial.

Los voluntarios, atados a las cruces, no podían descansar la espalda contra la superficie y reportaron intensos calambres provocados por la incómoda postura, además de un hormigueo constante en las pantorrillas y muslos.

Es importante destacar que en la época de Jesús, se empleaban diferentes tipos de cruces en las ejecuciones. Las formas más comunes eran la cruz en forma de T y la cruz en forma de daga. Sin embargo, existe discrepancia entre los investigadores respecto a cuál de estas formas pudo haber sido utilizada para la crucifixión de Jesús. 

Los Evangelios narran detalladamente las últimas horas de Jesús, describiendo su camino al Gólgota, el lugar de la ejecución, y los tormentos físicos que soportó. Sin embargo, la precisión histórica de estos relatos ha sido objeto de debate entre expertos.

Algunos historiadores sugieren que, dadas las circunstancias políticas y religiosas de la época, es poco probable que Jesús haya sido llevado en un largo recorrido público antes de su crucifixión. Más bien, su arresto y ejecución habrían sido realizados rápidamente para evitar disturbios entre la población durante la festividad de la Pascua.

La crucifixión implicaba una serie de torturas previas, incluyendo flagelación y maltrato físico, que debilitaban aún más al condenado antes de ser clavado en la cruz. La posición de los clavos, según investigaciones forenses modernas, habría sido en las muñecas en lugar de las palmas, debido a la estructura de la mano y para evitar que se rasgaran.

Los estudios médicos sobre la crucifixión sugieren que la causa de la muerte de Jesús habría sido un shock hemorrágico debido a la pérdida de sangre y la tensión extrema en su cuerpo. Este tipo de muerte, caracterizado por un intenso sufrimiento y agonía, habría sido común entre los crucificados.

Después de la ejecución, los cuerpos de los crucificados no eran enterrados, sino que quedaban expuestos en la cruz para ser devorados por aves de rapiña y animales. Esta práctica, destinada a desalentar la rebelión y mantener el control sobre la población, era una forma adicional de humillación y castigo.

Históricamente, no existen registros de cementerios o restos humanos de crucificados en la región, lo que respalda la teoría de que los cuerpos eran dejados para descomponerse en la cruz.

La muerte de Jesús, desde una perspectiva científica, arroja luz sobre los eventos que rodearon su crucifixión y el sufrimiento extremo que experimentó más allá de las interpretaciones religiosas.

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