La noticia de que Israel expulsa refugiados sudaneses en plena agudización de la crisis de Sudán ha generado una ola de críticas a nivel internacional y preocupación entre las organizaciones de derechos humanos.
Diversos organismos han solicitado que Israel revise urgentemente su política migratoria, especialmente tras informes que detallan la situación de miles de personas originarias de Sudán que habían buscado asilo en territorio israelí.
Según fuentes oficiales, el gobierno israelí justifica esta medida argumentando que no tiene obligación legal de acoger a migrantes llegados tras atravesar varios países considerados “seguros” antes de entrar a su territorio.
Sin embargo, esto ocurre en un contexto en el que Sudán vive una de sus peores crisis humanitarias, con millones de desplazados internos, violencia armada y falta de garantías básicas para la población.
Posibles impactos humanitarios y diplomáticos para Israel
Analistas advierten que esta decisión podría tener consecuencias graves tanto para la seguridad de quienes son retornados como para la imagen internacional de Israel.
Organizaciones como Amnistía Internacional y Human Rights Watch han pedido detener las expulsiones, argumentando que los refugiados sudaneses corren un alto riesgo si son obligados a regresar a su país de origen.
Además, entidades multilaterales han recordado a Israel sus compromisos con el derecho internacional y la protección de personas en situación de vulnerabilidad.