A pocos días de confirmarse la muerte del papa Francisco, se conoció un gesto profundamente humano y solidario que marcó sus últimas acciones: el pontífice destinó 200.000 euros de su cuenta personal a centros penitenciarios, con el fin de mejorar las condiciones de vida de los internos.
La donación se produjo tras una visita reciente del Santo Padre a la prisión de Regina Coeli, en Roma. Allí reafirmó su compromiso con las personas privadas de libertad y poco después entregó sus propios fondos para apoyar proyectos en cárceles como Rebibbia y el centro juvenil Casal del Marmo.
Este acto de generosidad fue una de las últimas decisiones personales del Papa antes de su fallecimiento. Se ha revelado que, al momento de su muerte, Francisco había entregado todos sus bienes, al punto de que su entierro será financiado por un benefactor.
El papa Francisco murió en Roma este lunes, tras participar en las celebraciones de la Pascua de Resurrección. Su funeral se celebrará este viernes en el Vaticano, con la presencia de líderes internacionales. Posteriormente, se convocará el cónclave que definirá al próximo líder de la Iglesia católica.
Este último acto de entrega refleja la coherencia entre el mensaje que predicó durante su pontificado y sus acciones hasta el final: una vida dedicada a los más olvidados, guiada por la compasión y el servicio.