Alfredo Balí / Anthony Hopkins. / Cortesía.
Alfredo Balí, un médico asesino, se convirtió en la inspiración del personaje de la película “Hannibal Lecter”.
La historia de este médico mexicano nació en Monterrey a finales de 1959, cuando la gente empezó a decir que el diablo andaba suelto.
La muerte de varias personas en circunstancias horrendas hizo que el escritor de “Hannibal Lecter” se inspirara en los históricos sucesos.
El primer crimen que conmocionó a Monterrey fue el de Jesús Castillo Rangel, un joven que fue desmembrado y luego enterrado.
El hallazgo del cadáver generó preocupación y se comenzaron las investigaciones que revelaron que el autor de los hechos fue un joven médico de 28 años.
Tres crímenes más se reportaron en Nuevo León, y aunque no tenían ninguna relaciona para el escritor de “Hannibal Lecter” encajaban perfectamente.
Thomas Harris confesó que se inspiró en el asesino de Castillo, el médico mexicano que mató atrozmente a su víctima.
Harris, un periodista de 23 años, viajó a Texas para entrevistar a Dykes Simmons, un estadounidense detenido por el asesinato de las tres personas en Nuevo León.
Es ahí donde empieza la relación entre “Hannibal Lecter” y el médico asesino, recluido en la misma prisión de Simmons, quien intentó huir de prisión y fue salvado por el doctor Balí.
“Era un hombre pequeño y ligero con cabello rojo oscuro. Se paraba derecho y había cierta elegancia en él”, relató el periodista al recordar como conocido al doctor que inspiró una de las mejores producciones.
Balí, descuartizó vivo a su víctima, un joven de 20 años con quien supuestamente tenía una relación sentimental.
“Balí suministró un sedante a su víctima y estando vivo usó sus instrumentos quirúrgicos para desmembrarlo”, se recuerda sobre el caso que inspiró “Hannibal Lecter”.
Cuando intentó ocultar el cuerpo cometió algunos errores que llevaron a incriminarlo y a que pagara una condena en una de las peores prisiones en Topo Chico.
Dentro de la cárcel se le conocía como un médico que salvó muchas vidas, atendiendo a los internos y a los familiares de los reclusos.
La fama del médico se extendió que hasta le permitieron abrir un consultorio médico en la cárcel, donde llegaban personas de escasos recursos.
Harris señala que fue gracias a la entrevista con el doctor que apareció el personaje de “Hannibal Lecter”.
El médico mexicano salió en libertad y a finales de 1970 regresó a su consultorio a seguir atendiendo.
