Hija de un reverendo baptista que luchó en los años 60 y 70 a favor de los derechos civiles en Estados Unidos, Loretta Lynch está en el cargo apenas desde fines de abril.
El presidente Barack Obama había nominado a Lynch en noviembre para el puesto, pero su confirmación en el Senado, donde los republicanos tienen mayoría, se había retrasado varios meses.
Muchos republicanos se oponían a su nombramiento porque Lynch apoya los decretos migratorios anunciados por el presidente en noviembre, a los que se opone el partido de la oposición al considerar que Obama se ha extralimitado en sus poderes.
Los demócratas acusaron a los republicanos de politizar la nominación de Lynch, que en 1984 se doctoró en derecho en la prestigiosa universidad de Harvard, para anotarse puntos políticos frente a Obama.
Finalmente, el pasado 23 de abril, el Senado confirmó a Lynch -con 56 votos a favor y 43 en contra- como nueva fiscal general de Estados Unidos. Lynch, la primer mujer negra al frente del Departamento de Justicia de Estados Unidos, sustituyó en el puesto al afroamericano Eric Holder.
Como responsable del Departamento de Justicia, Lynch se ocupa de una gran variedad de asuntos, desde la lucha antiterrorista hasta el derecho al voto, pasando por la lucha contra la corrupción en el sector público, la ciberdelincuencia y los delitos de cuello blanco.