La compañía de turismo espacial Virgin Galactic, fundada por el magnate británico Richard Branson, finalmente cumplió su promesa de décadas al lanzar a sus primeros turistas al borde del espacio, marcando un hito significativo en la industria.
El cohete espacial de la empresa, conocido como VSS Unity, despegó desde un puerto espacial en Nuevo México, acoplado a una impresionante nave nodriza de doble fuselaje.
Este vuelo histórico transportó a tres afortunados pasajeros: Keisha Schahaff, empresaria y entrenadora de salud y bienestar, junto con su hija Anastatia Mayers, quienes ganaron sus asientos en un sorteo para recaudar fondos. También se encontraba a bordo Jon Goodwin, exolímpico y piragüista que participó en los Juegos de Verano de Múnich 1972, convirtiéndose en la segunda persona con enfermedad de Parkinson en viajar al espacio.
La emocionante travesía comenzó en el puerto espacial de Virgin Galactic, en Nuevo México, donde los pasajeros abordaron la VSS Unity, cuidadosamente acoplada debajo del ala de la nave nodriza VMS Eve.
VMS Eve despegó como un avión, tomando impulso en la pista antes de elevarse a más de 12,192 metros. Este vehículo de última generación se aventuró a más de 80 kilómetros sobre la superficie de la Tierra, superando el límite que el Gobierno de Estados Unidos considera como el inicio del espacio exterior.
Durante su ascenso, el avión espacial alcanzó velocidades supersónicas, llevándolo a una experiencia de ingravidez mientras emprendía su descenso en caída libre antes de planear de regreso al puerto espacial para un aterrizaje exitoso.
Este emocionante logro marca un importante paso adelante en la industria del turismo espacial, abriendo las puertas a un futuro en el que la experiencia de contemplar el cosmos pueda ser compartida por personas de diferentes rincones del mundo.