La administración del presidente Donald Trump ordenó la suspensión del sistema de peajes por congestión en la ciudad de Nueva York, una medida implementada para reducir el tráfico y financiar el transporte público.
El programa, que comenzó el 5 de enero, imponía un cargo de $9 a la mayoría de los vehículos que ingresaban a Manhattan al sur de Central Park. En sus primeras semanas, las autoridades de tránsito reportaron una disminución moderada pero significativa en el tráfico.
Sin embargo, el secretario de Transporte de EEUU, Sean P. Duffy, anunció la revocación de la aprobación federal del programa, argumentando que la carga financiera del peaje era "un golpe para los trabajadores y pequeños negocios". La Administración Federal de Carreteras trabajará con el estado para desmantelar gradualmente el sistema de cobros.
La decisión generó una respuesta inmediata por parte de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), que presentó una demanda federal para preservar el programa. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, aseguró que los peajes seguirán en funcionamiento mientras el caso se resuelve en los tribunales.
Por otro lado, Trump festejó la decisión a través de su plataforma Truth Social, proclamando: "SE ACABÓ EL PEAJE POR CONGESTIÓN". Manhattan y todo Nueva York ESTÁN SALVADOS". La Casa Blanca incluso publicó una imagen del presidente con una corona frente al skyline de la ciudad.
Hochul no tardó en responder a la provocación, recordando en una conferencia de prensa en Grand Central Terminal que “Nueva York no ha estado bajo el mandato de un rey en más de 250 años y no vamos a empezar ahora”.
La batalla por la implementación de los peajes promete prolongarse en los tribunales, mientras las autoridades locales y federales se enfrentan por el futuro de esta medida de control del tráfico en una de las ciudades más congestionadas del mundo.