La situación de los camioneros latinoamericanos y la barrera del inglés en Estados Unidos se ha convertido en un obstáculo importante para quienes buscan una oportunidad en el sector del transporte.
Muchos conductores de origen migrante encuentran dificultades para obtener licencias de conducir y permisos, ya que la mayoría de los exámenes, trámites y capacitaciones están disponibles únicamente en inglés.
Este inconveniente no solo limita las posibilidades laborales de miles de choferes latinoamericanos, sino que también impacta negativamente en la cadena de suministro y el desarrollo económico local.
Organizaciones civiles y grupos de defensa de migrantes han advertido sobre la urgencia de adaptar los procesos a la realidad lingüística de la población, considerando que un gran porcentaje de los aspirantes no domina el idioma.
Según se informó, esta barrera se extiende no solo a los exámenes escritos, sino también a las instrucciones durante los ensayos prácticos, complicando aún más el acceso a estos trabajos.
Impacto económico y social para la comunidad migrante
La incapacidad de acceder a licencias de conducir para choferes migrantes repercute directamente en las posibilidades de sostener a sus familias y avanzar en la mejora de sus condiciones de vida.
Además, varias empresas estadounidenses enfrentan escasez de conductores, una situación agravada por la falta de capacidad de integración de quienes no pueden superar el obstáculo del idioma.
Algunos estados han comenzado a discutir medidas como la traducción de pruebas y la asistencia en otros idiomas, impulsados por la necesidad de mantener la cadena de distribución funcionando y ofrecer empleo digno a los migrantes.
Sin embargo, los avances son limitados y la demanda de soluciones sigue en aumento.