El gobierno de Siria finalizó la operación militar para eliminar a las milicias leales a Bashar al Assad, matando a más de 800 civiles alauitas durante la incursión en las provincias costeras del país.
De acuerdo con el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), que el operativo dejó en total 1,311 muertos, entre estos 481 militantes y 830 civiles.
"830 ciudadanos liquidados y ejecutados en la mayor venganza colectiva en la costa y sierra", dijo el organismo de derechos humanos sobre la masacre que dejó más civiles alauitas fallecidos.
Una vez que la información trascendió a nivel internacional, el gobierno interino, liderado por Ahmed al Sharaa, exigió una investigación y la formación de un comité independiente para que se esclarezca la muerte de los ciudadanos, llamados alauitas por tener raíces islámicas basadas en las enseñanzas de uno de los discípulos del Imán chií Ali al-Hábi, Muhammad ibn Nusayr an-Namiri.
"Tenemos que proteger la unidad nacional y la paz civil", dijo el presidente interino sirio sobre la masacre denunciada por organismos defensores de los derechos humanos que siguieron de cerca la operación militar.
La OSDH acusó al ejército sirio de cometer crímenes de guerra al matar a decenas de civiles alauitas durante la operación.
"Las fuerzas de seguridad y sus aliados han llevado a cabo masacres, ejecuciones extrajudiciales, incendios de viviendas y desplazamientos forzosos, sin que existan medidas legales disuasorias ni una intervención internacional para detener estas atrocidades".