Zoraya Ter Beek, una joven de 29 años que físicamente gozaba de buena salud, falleció recientemente en Holanda tras recibir la aprobación para el suicidio asistido, un procedimiento legal en el país bajo estrictas condiciones.
Ter Beek había esperado durante tres años la autorización para la eutanasia, un procedimiento permitido en los Países Bajos si se considera que el paciente sufre de manera “insoportable sin perspectivas de mejora”.
Desde una edad temprana, Zoraya luchó contra diversas enfermedades mentales. Diagnósticos como depresión, ansiedad y un trastorno de personalidad no especificado fueron parte de su vida cotidiana.
A los 21 años, recibió un diagnóstico de autismo, una condición que, según sus propias palabras, fue el mayor obstáculo en su vida. “Para mí, el autismo es el mayor problema en mi vida”, declaró Ter Beek a The Free Press.
Durante sus años escolares, adoptó una apariencia gótica como un reflejo de su sentir interno y para disuadir a los acosadores. “El look totalmente negro era adecuado, porque así me sentía por dentro”, afirmó.
Zoraya convivía con su novio Stein, un programador de TI de 39 años. Sin embargo, su relación no contaba con la aprobación de sus padres debido a la diferencia de edad. Además, desde hacía seis años, estaba distanciada de su madre y sus tres hermanas mayores, mientras que su padre había fallecido de cáncer el año anterior.
A pesar de los numerosos intentos de Stein para persuadirla de buscar tratamiento, incluyendo 33 rondas de terapia electroconvulsiva (TEC), su salud mental no mejoró.
Tras su último tratamiento en agosto de 2020, su psiquiatra le informó que no había más procedimientos disponibles que pudieran asistirla. “No hay nada más que podamos hacer por ti. Nunca va a mejorar”, relató Ter Beek que le dijo su médico.
Esta declaración fue un punto de inflexión para Zoraya, quien decidió solicitar la eutanasia al Centro de Experiencia de Eutanasia de los Países Bajos en diciembre de 2020.
“Siempre fui muy clara: si no mejoro, no puedo hacerlo”, explicó. Durante todo el proceso, Ter Beek contó con el apoyo de su círculo de amigos y su sistema de apoyo.
Reconocida como una representante del programa de eutanasia neerlandés, Zoraya defendió los estrictos protocolos que, en su opinión, evitan el abuso del sistema. “Tenemos esta ley desde hace más de 20 años”, afirmó, argumentando que “hay reglas muy rigurosas y es muy seguro”.
Zoraya también se oponía a la disponibilidad libre de “kits de suicidio” para aquellos que esperaban o habían sido denegados para la eutanasia sancionada por el Estado.
“Apoyo la opción de la muerte, pero debemos ser cautelosos para proteger a quienes están en psicosis o depresión y no pueden pensar con claridad. Si elegimos usar los kits de suicidio, no podemos saber si alguien que pudo haber recibido la ayuda adecuada habría decidido vivir", afirmó.
La incidencia de suicidios relacionados con enfermedades mentales ha ido en aumento, según datos de The Free Press.
En 2010, solo se registraron dos casos de suicidio asistido vinculado al sufrimiento psiquiátrico, cifra que ascendió a 138 en 2023.
Si su solicitud hubiera sido rechazada, Ter Beek tenía un plan alternativo: utilizar un kit de suicidio comprado a Exit International, una organización que promueve la legalización de la eutanasia voluntaria. Sin embargo, no fue necesario recurrir a este "plan de escape", como ella lo llamaba.
Un amigo de Ter Beek comunicó su fallecimiento el 22 de mayo de 2024 en la plataforma X, diciendo: “Zoraya falleció hoy a las 13:25. O, como ella lo veía, se fue a dormir”.