Colombia.- La historia de Heder, un colombiano que pasó de esconderse de los prestamistas por una deuda a ser un exitoso empresario que ayuda a otros a emprender, ha cautivado las redes sociales.
El relato de este empresario es un ejemplo a seguir, luego de deber una millonaria deuda que pagó vendiendo pescado en la calle hoy tiene su propia empresa.
Heder, desde su niñez fue un destacado estudiante y era admirado por las madres de su lugar por su dedicación a los estudios.
Era el niño modelo de su comunidad, además de estar enfocado en sus estudios predicaba la palabra de Dios en la iglesia evangélica a la que asistía.
Su historia cambió drásticamente y de ser un conocido negociante pasó a huir de los prestamistas luego que su negocio fracasó.
El colombiano relata que luego de vender su tienda de ropa emprendió en un gimnasio, el cual quebró en dos meses de su apertura.
Con tan solo 0 años de edad, Heder tenía una deuda de siete mil dólares, 34 millones de pesos colombianos que cada día le eran imposibles de pagar.
Indicó que pasar de esconderse de los prestamistas ser un conocido empresario fue gracias a un amigo que le propuso un negocio. “Me dijo que le prestara 50 pesos colombianos y él me devolvía 70 de ganancia”.
Fue así como inició él mismo, sin intermediarios a vender pescado. Desde muy temprano vendía pescado y ganando el doble de lo invertido salió adelante.
Además, del negocio trabajaba en una empresa de ajonjolí y hacia turnos en otra compañía. Aunque el proceso fue duro logró pagar cada peso a los prestamistas.
Su negocio de pescado creció y extendió la venta a lácteos traídos desde Barranquilla. Pero fue hasta que comenzó a subir videos a Facebook que tanto su negocio como sus seguidores crecieron.
Fue así como surgió la idea de crear ADN Roca con el propósito de recopilar todas las recetas de la costa Caribe colombiana y aprender a optimizar los recursos que se utilizan para su elaboración.
“La idea es que las personas de los pueblos con pocos recursos emprendan con cualquier tipo de negocio para el que tengan la capacidad. Si alguien prefiere hacerlo con arepas de huevo, si otro prefiere vender pasteles, o si a alguno le gusta más hacer chepacorinas para exportar, por ejemplo. La idea era acercarles la propuesta en video, explicarles cuánto podían invertir, los riesgos y ventajas que había, y las ganancias”.
Ahora este hombre que huía de los prestamistas ayuda a las comunidades e impulsa su negocio por medio de las redes sociales.