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En Alemania, la celebración de San Nicolás es una tradición ampliamente conocida y, en general, considerada inocente. Cada 5 de diciembre por la noche, los niños dejan sus zapatos limpios junto a la puerta, esperando que al día siguiente estén llenos de dulces y pequeños regalos traídos por Nikolaus. Sin embargo, en algunas regiones como Baviera o la isla de Borkum, esta festividad incluye elementos controvertidos que han generado debate en los últimos años.
En Borkum, una isla del Mar del Norte con más de 5,000 habitantes, se celebra anualmente la festividad de Klaasohm. Este evento combina máscaras hechas con piel de oveja y plumas, competencias tradicionales, y una serie de rituales que han sido objeto de críticas tras un reportaje reciente. Según el informe, la festividad incluye prácticas que algunos consideran violentas, como el uso de "cazadores" que persiguen mujeres y las golpean en los glúteos con cuernos de vaca, mientras los asistentes, incluidos niños, animan.
La tradición, defendida por muchos habitantes como parte de la identidad cultural de la isla, ha sido cuestionada por algunos exmiembros y mujeres que participaron en el ritual en su juventud. Estas mujeres describen cómo crecieron creyendo que era un juego emocionante, pero en la práctica resultaba doloroso y humillante. Un hombre que dejó la isla explicó que criticar abiertamente el ritual puede traer repercusiones sociales, ya que muchos isleños lo ven como un ataque a sus costumbres.
Frente a la polémica, las autoridades locales y la asociación Borkumer Jungens e.V. 1830, encargada de organizar el evento, emitieron un comunicado reconociendo que la tradición puede ser percibida como problemática en la actualidad. Admitieron que en años recientes hubo incidentes de violencia, aunque aseguran haber tomado medidas para eliminar esos aspectos del festival.
La policía local ha adoptado una política de tolerancia cero hacia cualquier forma de violencia, y la comunidad parece estar dividida. Un grupo de entre 150 y 200 mujeres se manifestó a favor de preservar el ritual, mientras otros piden su modificación o incluso su eliminación.
En Austria, un caso paralelo es el de las festividades del Krampus, un personaje demoníaco que acompaña a San Nicolás. Las procesiones en las que los participantes vestidos como Krampus azotan al público con varas de abedul han causado lesiones y controversias en el pasado. Sin embargo, recientemente se han implementado medidas para garantizar la seguridad, como espacios libres de golpes y números identificativos para los Krampus.
El caso de Borkum plantea preguntas sobre cómo equilibrar la preservación de tradiciones culturales con los estándares modernos de derechos y seguridad, destacando la necesidad de diálogo abierto y adaptaciones para mantener vivas las celebraciones de manera inclusiva y respetuosa.
