El descubrimiento fue reportado por un equipo liderado por científicos italianos, quienes identificaron una cueva significativa accesible desde el pozo más profundo conocido en la Luna, ubicado en el Mar de la Tranquilidad, a tan solo 400 kilómetros del sitio de aterrizaje del Apollo 11.
Estas cavernas, formadas por el colapso de tubos de lava lunar, fueron detectadas mediante mediciones de radar del Orbitador de Reconocimiento Lunar de la NASA, y los resultados fueron publicados en Nature Astronomy.
Los investigadores estiman que la cueva tiene al menos 40 metros de ancho y varias decenas de metros de largo, aunque se cree que podría ser más extensa.
Leonardo Carrer y Lorenzo Bruzzone, de la Universidad de Trento, expresaron su emoción por finalmente confirmar la existencia de estos formidables hábitats subterráneos que han intrigado a científicos durante más de medio siglo.
La mayoría de estos pozos se encuentran en las antiguas llanuras de lava lunar, con la posibilidad de que también existan en el polo sur de la Luna, un área estratégica para futuras misiones tripuladas de la NASA debido a la presencia de cráteres permanentemente sombreados que podrían albergar agua congelada útil como recurso para astronautas.
Los descubrimientos sugieren la existencia de cientos de pozos y miles de tubos de lava en la Luna, potencialmente sirviendo como protección natural contra los rayos cósmicos, la radiación solar y los impactos de micrometeoritos. Aunque convertir estas cavidades en hábitats seguros requeriría esfuerzos considerables para reforzar estructuralmente sus paredes, los científicos están entusiasmados con la posibilidad de explorar estos entornos para entender mejor la evolución lunar y su actividad volcánica a lo largo del tiempo.