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Yasuo Takamatsu, un hombre de 64 años, perdió a su esposa Yuko durante el devastador terremoto de magnitud 9.0 conocido como el Gran Terremoto del Este de Japón, que ocurrió el 11 de marzo de 2011. Este terremoto desencadenó un tsunami con olas de más de 15 metros de altura, arrasando el puerto de Onagawa en la prefectura de Miyagi. La tragedia cobró la vida de 827 personas, casi el 10% de la población de la ciudad, y destruyó el 70% de sus edificios.
A pesar de los años transcurridos, Takamatsu no ha perdido la esperanza de encontrar los restos de su esposa, cuyo cuerpo nunca fue localizado. Dos años después de la catástrofe, decidió obtener su licencia de buceo con el propósito de buscarla en las profundidades del mar. Desde entonces, ha realizado más de 470 inmersiones, buceando semanalmente con la esperanza de encontrarla.
Takamatsu no solo realiza búsquedas en solitario, sino que también colabora con las autoridades locales en operativos mensuales para localizar los restos de las aproximadamente 2500 personas que aún permanecen desaparecidas a una década del desastre. Aunque ha encontrado diversos objetos, como álbumes y prendas de ropa, ninguno ha pertenecido a su esposa.
A pesar de los desafíos, Takamatsu afirma que seguirá buscando "mientras mi cuerpo lo permita". Recuerda con cariño el último mensaje de texto que recibió de Yuko, en el que ella le preguntaba si estaba bien y expresaba su deseo de regresar a casa. Para Takamatsu, ese deseo sigue vigente, y él continuará buscando hasta traerla de vuelta.
