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Desde el 5 de julio hasta finales de agosto, París autorizará el baño en el Sena tras más de un siglo de prohibición por contaminación.
La decisión fue anunciada por Marc Guillaume, prefecto de la región, y forma parte de un ambicioso plan de recuperación ambiental y adaptación al cambio climático.
La iniciativa, que busca mejorar la calidad de vida de los parisinos, permitirá el acceso controlado a zonas específicas como la Isla de Saint-Louis y la Isla de los Cisnes, ubicada cerca de la Torre Eiffel. Esta medida llega después de que, en julio de 2024, la alcaldesa Anne Hidalgo y Tony Estanguet, presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos, se sumergieran en el Sena en un acto simbólico que marcó el inicio de la nueva etapa del río.
“Bañarse en el Sena no fue solo un gesto olímpico. Significa avanzar hacia una ciudad más habitable y resiliente frente al cambio climático”, señaló Hidalgo.
Para garantizar la seguridad de los bañistas, se realizarán controles diarios de la calidad del agua. En caso de lluvias, que podrían alterar los niveles de contaminación, se suspenderán los accesos. Además, un sistema de banderas (verde, amarilla y roja) informará sobre las condiciones del agua y el caudal del río.
Según el vicealcalde Pierre Rabadan, se espera recibir entre 150 y 300 personas al día en las zonas habilitadas, que funcionarán bajo supervisión y cerrarán nuevamente al finalizar el verano. Esta apertura marca un hito en la historia de París y simboliza el éxito de un largo proceso de saneamiento del río que, poco a poco, vuelve a formar parte de la vida urbana.
