El príncipe Harry y Meghan Markle han dejado claro en varias ocasiones que todo lo relacionado con sus hijos es una prioridad absoluta, especialmente en sus cumpleaños.
Esta vez fue el turno de la pequeña Lilibet Diana, quien celebró su tercer cumpleaños. Para esta ocasión, sus padres organizaron una fiesta íntima en su residencia de Montecito, California.
Aunque ninguno de los miembros de su familia paterna estuvo presente, muchos amigos de la familia y su abuela materna, Doria Ragland, asistieron al evento. Como suele ser con los Sussex, la fiesta fue un evento privado y bien protegido.
Según un vecino que habló con el diario Bild, "las celebraciones en la propiedad de Harry y Meghan se llevan a cabo en el más estricto secreto". La residencia de Montecito, ubicada en la urbanización de Riven Rock, está diseñada para garantizar la privacidad. Con sus nueve dormitorios, dieciséis baños, piscina, pista de tenis y amplios jardines, la casa ofrece un refugio seguro para la familia.
La confidencialidad es una prioridad en cada aspecto de las celebraciones organizadas por los Sussex. El vecino destacó que “todo se trata de forma absolutamente confidencial, e incluso los proveedores tienen que firmar estrictos acuerdos de confidencialidad antes de una fiesta de cumpleaños como la de Lilibet”. Esto asegura que los detalles de la fiesta permanezcan ocultos al público, evitando cualquier filtración.
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A pesar de la posibilidad de que celebridades pudieran estar en la lista de invitados, la realidad fue otra. Lilibet celebró su cumpleaños rodeada únicamente de amigos cercanos de sus padres y su abuela materna.
Sin embargo, no todo es perfecto en la vida de los duques de Sussex. Recientemente, Buckingham Palace eliminó varios documentos relacionados con ellos de la web oficial de la corona británica. Entre estos documentos estaba la declaración de Harry de 2016 confirmando su relación con Meghan, que ahora ha sido retirada del sitio.
Esta acción de la casa real británica llega semanas después del viaje de Harry a Nigeria y añade tensión a la relación ya complicada entre los Sussex y la familia real. A pesar de estos desafíos, Harry y Meghan parecen decididos a proteger la privacidad y seguridad de sus hijos, priorizando su bienestar por encima de todo.