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En el cambiante clima laboral del siglo XXI, la Generación Z ha adoptado una perspectiva única: están optando por "trabajar para vivir" en lugar de seguir el antiguo mantra de "vivir para trabajar". Este cambio de mentalidad, según el experto en el futuro del trabajo, Ravin Jesuthasan, se debe a un legado de promesas incumplidas por parte de las empresas estadounidenses.
En una entrevista con Business Insider durante el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, Jesuthasan destacó que la Generación Z tiene actitudes laborales radicalmente diferentes a las generaciones anteriores. Esta generación, una de las primeras destinadas a no superar la riqueza de sus padres o abuelos, ha presenciado cambios sísmicos, incluida la pandemia de COVID-19.
"Creo que tienen más una actitud de trabajar para vivir que de vivir para trabajar con la que muchos de nosotros crecimos", comentó Jesuthasan. El experto señaló la desaparición de antiguas promesas, como las pensiones de beneficio definido y la atención médica para jubilados, que antes eran garantizadas después de décadas de servicio. Hoy, estos beneficios son meras reliquias del pasado.
La Generación Z ha aprendido de las luchas de los millennials, quienes enfrentaron recesiones y la crisis económica de manera desafiante. El aumento del costo de vida, la escalada de los precios de la vivienda y la carga de la deuda estudiantil han dejado a los millennials atrapados en un ciclo de dificultades financieras.
"Muchos de nosotros construimos, ya sea comprando casas o lo que sea, basándonos en esta promesa de estabilidad", dijo Jesuthasan.
Ante este panorama, la Generación Z está dando un paso atrás en el trabajo, consciente de que su arduo esfuerzo podría no traducirse en seguridad financiera. El enfoque tradicional de "vivir para trabajar" está siendo reemplazado por una mentalidad más pragmática: "soy tan bueno como las habilidades que tengo, el valor que estoy brindando hoy, y estos son los términos bajo los cuales quiero trabajar".
Jesuthasan insta a las empresas a comprender a las personas en sus términos individuales, abandonando enfoques genéricos. Propone la adopción de una "cartera de recompensas", reconociendo la diversidad de aspiraciones y necesidades de la Generación Z.
Aunque la Generación Z ha sido criticada por su aparente actitud frívola hacia el trabajo, es crucial comprender la raíz de este cambio. Los salarios estancados, la insatisfacción con la rutina 9 a 5, y el agotamiento son desafíos reales que enfrentan. Las acusaciones de pereza, como las expresadas por Whoopi Goldberg, son desestimadas como simplificaciones injustas de la realidad.
En medio de niveles crecientes de inflación y precios en alza, la Generación Z adapta sus hábitos de consumo, priorizando el ahorro. Una encuesta del Bank of America revela que están comprando menos y cocinando en casa para mitigar los efectos económicos adversos.
En última instancia, la Generación Z está forjando un camino único en el mundo laboral, desafiando las expectativas tradicionales y exigiendo un enfoque más personalizado por parte de las empresas.
