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Grandes incendios forestales han mantenido a Grecia en alerta máxima, aunque las autoridades informan una mejora significativa en la situación para este martes. La propagación de las llamas ha disminuido, con la reducción de frentes activos a numerosos focos menores y dispersos.
El incendio, que comenzó el domingo en la localidad de Varnava, situada a unos 40 kilómetros al norte de Atenas, se extendió rápidamente hacia el sur, alcanzando el área urbana de la capital. Este evento forzó la evacuación de más de 50.000 personas y devastó más de 10.000 hectáreas de terreno.
Actualmente, más de 700 bomberos, apoyados por 200 camiones, seis aviones y un número igual de helicópteros cisterna, continúan trabajando en la zona para evitar que las fuertes ráfagas de viento reaviven las llamas. Las imágenes difundidas por la prensa griega muestran vastas áreas de bosques calcinados, junto con decenas de casas, empresas y vehículos reducidos a escombros.
Se espera la llegada de refuerzos de bomberos y medios aéreos provenientes de Francia, Italia, Serbia, Chequia, Turquía y Rumanía, activados a través del Servicio de Protección Civil de la Unión Europea, según informa el diario Efsyn.
Hasta ahora, más de 30 personas han sido trasladadas a hospitales debido a problemas respiratorios causados por el humo, mientras que un bombero ha sido hospitalizado con quemaduras graves en los pies y las manos, y otro ha sufrido quemaduras leves, según el cuerpo de Bomberos.
Además, tres hospitales, incluidos uno infantil con 24 niños, uno militar y otro con 23 pacientes, junto con varios campamentos infantiles, han sido evacuados de la zona de Penteli. Aunque los incendios en las afueras de Atenas son comunes durante el verano, esta es la primera vez que las llamas se han acercado tanto al centro de la capital, afectando directamente el tejido urbano de la ciudad.
A pesar de que las temperaturas actuales se consideran normales para la temporada, dos olas de calor extremo en junio y julio, con temperaturas que superaron los 44 grados centígrados en algunas regiones, han secado la vegetación, aumentando significativamente el riesgo de incendios.
