La Oficina Nacional de Estadísticas de Beijing informó recientemente que la población de China disminuyó por segundo año consecutivo en 2023, planteando desafíos significativos para el país, desde preocupaciones económicas hasta cuestiones sociales y políticas.
Al cierre de 2023, la población de China se situó en 1.409,67 millones, representando una reducción de más de dos millones de habitantes en comparación con el año anterior. Este descenso se atribuye principalmente a la desaceleración de la tasa de natalidad y al incremento de la tasa de mortalidad, así como a presiones financieras y cambios en las actitudes sociales.
Los datos revelan una disminución del 5,6 % en el número de nacimientos, que se redujo a 9,02 millones en 2023. Paralelamente, la tasa de mortalidad nacional aumentó a 7,87 por cada 1.000 habitantes, con un total de 11,1 millones de fallecimientos.
Este aumento en la mortalidad plantea preguntas sobre posibles factores, incluidos los impactos continuos de la pandemia de COVID-19, aunque la Oficina Nacional de Estadísticas no proporcionó cifras específicas sobre las muertes relacionadas con el virus.
La noticia de que India superó a China como el país más poblado del mundo en el año anterior agrega un matiz adicional a la situación. En respuesta, el régimen de Xi Jinping ha implementado medidas para fomentar la natalidad, como subsidios y campañas pro-fertilidad.
El fin de la política de "hijo único" en 2016, que había sido implementada en los años 80 por temor a la superpoblación, y la posterior autorización para que las parejas tuvieran hasta tres hijos en 2021, no han logrado detener el declive demográfico.
China, que durante mucho tiempo ha confiado en su vasta fuerza laboral como motor del crecimiento económico, ahora enfrenta una realidad en la que la baja natalidad amenaza con afectar negativamente la economía.
Los analistas, como el demógrafo chino independiente He Yafu, advierten que la tendencia a la baja en la población es prácticamente irreversible. Aunque se promueva la fertilidad, la generación más joven parece no estar dispuesta a cumplir con las expectativas de natalidad anteriores.
De esta manera, se atribuye la baja tasa de natalidad al alto costo de vida, el aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral y la búsqueda de una educación más completa.
He Yafu propone soluciones que van más allá de los incentivos actuales, sugiriendo subsidios para la crianza de hijos, el desarrollo de servicios de cuidado infantil universales y un aumento en la tasa de niños menores de tres años que ingresan a guarderías. Estas medidas, según él, son esenciales para evitar una crisis económica derivada de la reducción de la población en edad laboral.