Intelectuales de Honduras emitieron un manifiesto denominado “País insurrecto”, en el cual llaman al pueblo a instar la salida de la “pandilla dictatorial” implantada en Honduras.
El escrito que tiene como objetivo replantear una lucha para recuperar la patria, “secuestrada” por “el dictador y su tropa de crimen”.
Los destacados hondureños señalan que la ciudadanía tiene la responsabilidad de sacar al “narco operador”, desglosando las siguientes razones:
(a) usurpar la voluntad popular adulterando resultados electorales;
(b) por reelegirse contraviniendo la Constitución de la República, que es delito imprescriptible;
(c) por aprobar el asesinato de activistas y manifestantes;
(d) por entrar a saco en entidades gubernamentales como el Seguro Social y la SAG;
(e) por asociarse ilícitamente con su cónyuge y familia ––entre ellos su hoy “internacional” hermano–– para lavar activos y malversar recursos públicos;
(f) por proteger a delincuentes, consanguíneos o no, y por sobornar diputados para elegir magistrados a la Corte Suprema de Justicia y para avalar su espuria reelección;
(g) por forzar hacia duros destinos a vastas poblaciones humanas que se vieron obligadas a huir en grupos para hallar mejores horizontes;
(h) por concesionar viciosamente aguas, minerales, territorios, carreteras, puertos y aeropuertos, así como otros bienes y servicios de razón social, a clanes de empresas extranjeras aliadas con dudosas compañías locales.
“Vengan, unamos brazos y abrazos, voces y energías en una sola ruta hondureña, incluso mística, encaminada a salvar a un pueblo secuestrado por la criminalidad”, cita el documento firmado por Ismael Moreno, Víctor Meza, Wilfredo Méndez, Hugo Noé Pino, Leticia Salomón y otros intelectuales.
El escrito destaca que “el más grave error sería que los miedos y la mediocridad nos paralizaran y quedáramos observando alelados un maquillado alargamiento de la dictadura, dejando que a nuestro próximo futuro lo definan fuerzas extrañas al pueblo, sin el pueblo y en contra del pueblo”.
Puntualiza que esta “en nuestras manos construir un lampo de transición que conduzca al rescate democrático del Estado de Derecho y a la edificación de una nueva sociedad humanista. Pongámonos en camino entonces, apuremos la salida de la pandilla dictatorial y asentemos la base de nuestro futuro colectivo. No tenemos tiempo para perder ni otra patria que dejar a la posteridad”.