Un sueño convertido en pesadilla. La viuda del chef francés François-Tanguy Olivon lucha por recuperar parte de los ahorros que invirtió junto a su esposo en la apertura de su restaurante en Nueva York, tras la inesperada muerte del cocinero.
François-Tanguy y su esposa, Manon Olivon, habían vendido su restaurante en Francia y planeaban mudarse con sus hijos a la ciudad para abrir Chez Fanfan en el exclusivo barrio de SoHo. Como parte del proceso, pagaron un depósito de $166,000 y dos meses de alquiler por un total de $47,500 al propietario del local, Robert Moskowitz.
Sin embargo, antes de que pudieran inaugurar el establecimiento, François-Tanguy desapareció en Francia durante unas vacaciones, tras realizar una angustiante llamada a su esposa en la madrugada del 22 de febrero. Días después, su cuerpo fue hallado en el río Adour.
Devastada por la tragedia y sin recursos, Manon solicitó a Moskowitz la devolución de al menos una parte del dinero, pero el empresario se negó. Además, su abogado la amenazó con exigir el pago total del contrato de arrendamiento por 10 años, valorado en $3 millones, a menos que firmara un acuerdo de renuncia.
“Estoy viviendo una pesadilla”, expresó Manon en un mensaje a The Post, lamentando la falta de empatía del arrendador. Sin casa, sin empleo y sin automóvil, la mujer ha recurrido a una campaña de GoFundMe para obtener ayuda económica.
A pesar de que Moskowitz actuó dentro del marco legal, expertos inmobiliarios consideran que pudo haber ofrecido una solución más flexible, dado el trágico contexto. Mientras tanto, otros colaboradores del restaurante han decidido perdonar sus honorarios en solidaridad con la viuda.
El caso ha generado indignación, resaltando la falta de humanidad en algunas transacciones comerciales y los desafíos que enfrentan los emprendedores en la industria gastronómica.
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