La ciudad Pee Dee, en Carolina del Sur, está quedando sin policías por las masivas renuncias que se derivan de las malas condiciones laborales ante la falta de presupuesto y un ambiente hostil de los superiores.
El último jefe policial en dimitir a su cargo fue Bob Hale, quien decidió romper el silencio y revelar el motivo de su salida de la institución policial a menos de un año de su nombramiento.
De acuerdo con la denuncia del exjefe policial, las autoridades locales han creado un ambiente hostil, realizando recortes significativos al presupuesto que impiden una rápida respuesta.
Además, de quedarse sin policías, se ha registrado una baja en el equipo, con radiotransmisores en mal estado y vehículos que no pueden ser utilizados para patrullajes.
"Cuando mi trabajo se ve constantemente amenazado y se dicen ciertas cosas, no voy a quedarme en un lugar y tolerarlo", dijo una exinvestigadora que también decidió interponer su renuncia.
Courthey Bulusan aseguró que su decisión estaba impulsada por el mal ambiente que estaba dejando sin policías a la ciudad, poniendo en peligro a los ciudadanos.
La agente detalló que cuando estaba reportando una llamada de emergencia, el aparato comenzó a fallar y fue imposible mandar un vehículo policial al lugar.
Por su parte, la ciudadanía ha esgrimido que, de ocurrir un incidente violento, el Departamento no tendría la capacidad de respuesta porque se están quedando sin policías.
“Si alguien fuera apuñalado o baleado o lo que fuera, sin la intervención de la policía, tendrían que acudir a la oficina del sheriff en Bennettsville”, dijo uno de los pobladores.