La costa sur de Iwo Jima, conocida como Ioto en Japón, fue testigo del nacimiento de una nueva isla, un fenómeno único que se desencadenó por la erupción de un volcán submarino, situado a aproximadamente 1 kilómetro de la costa.
El descubrimiento fue resultado de la investigación llevada a cabo por el doctor en vulcanología, Fukashi Maeno, y revela cómo la naturaleza puede dar vida a nuevas formaciones geológicas en un tiempo relativamente corto.
Maeno realizó un estudio aéreo sobre la isla de Ioto el pasado 30 de octubre, demostrando que, en tan solo 10 días, la ceniza volcánica y las rocas se acumularon en el lecho marino poco profundo.
La punta de esta nueva isla emergió por encima de la superficie del mar a principios de noviembre, alcanzando un diámetro de aproximadamente 100 metros y elevándose hasta 20 metros sobre el nivel del mar, según informó Yuji Usui, analista de la división volcánica de la Agencia Meteorológica de Japón.
Sin embargo, a pesar de la magnificencia del evento, los expertos advierten que la existencia de esta isla recién formada podría ser efímera.
La actividad volcánica que propició su surgimiento ha disminuido, y la isla ha experimentado cierto encogimiento debido a la naturaleza "desmenuzable" de su composición, fácilmente arrastrada por las olas.
Asimismo, Usui destaca la importancia de este fenómeno, señalando que aunque las erupciones submarinas han sido relativamente comunes cerca de Iwo Jima en los últimos años, la formación de una nueva isla es un hecho significativo.
Hasta el momento, la duración de la isla depende del material del que esté compuesta, ya que de estar hecha de lava o de sustancias más duraderas que las rocas volcánicas, como la piedra pómez, la isla podría resistir por más tiempo.