Ernesto Guevara, una de las figuras emblemáticas y más reconocidas de la revolución del Siglo XX, lo conocemos por sus batallas, sus discursos y hazañas, y también por los sendos panfletos anti revolucionarios que celebran aquel asesinato en Bolivia en manos de la Central de Inteligencia Americana y la propaganda de quienes le adversaron.
El combatiente enamorado, pocos lo conocen. Aquel hombre revolucionario mantuvo con su esposa una emotiva e íntima relación que hoy podemos conocer a través de las cartas que le enviaba a su esposa Aleida March.
Se conocieron ambos en la sierra del Escambray, donde se mantenían los insurgentes comandados por el Che quien era jefe de la Columna 8, y este encuentro según March, le dio un giro a su vida, sin retroceso. En ese momento, el Che le propuso quedarse junto a ellos como enfermera en el campamento, sin embargo, ella le refutó diciendo que quería ser una guerrillera más, condición que le concedían sus dos años de labor clandestina.
March tenía 24 años cuando le conoció: “Poseía una inteligencia y un don de mando que pondría a prueba en forma permanente y de los que emanaba una seguridad y confianza que hacía que la tropa se sintiera respaldada en todo momento, por muy difícil que pudiera parecer”.
Las cartas que se compartían, que definen su relación y exponen otra cara de este revolucionario, fueron publicadas por Aleida en 2007, y narra en ellas la relación que mantuvo en la distancia, en el anonimato y en tiempos de persecución con su familia.
El Che le llamaba Aleiducha, querida, Josefina (sobrenombre que que por razones de seguridad adoptó), y en la mayoría de cartas las titulaba “a mi única en el mundo”. Por su parte firmaba las cartas como “Ché”, en una ocasión como Marichal Thu Che, Tatu, y en su mayoría como “Tu Ramón”, sobrenombre clave que utilizaba por razones de seguridad.
En las memorias íntimas de Aleida comparte al Che como nunca lo hemos conocido. Un hombre de familia, con alto sentido del humor, y un enamorado de la mujer que le conquistó con quien procreo parte de su descendencia.
El Che salió de Cuba el 12 de junio, apenas 11 días de casado con Aleida, ella quiso acompañarle como su secretaria, sin embargo él lo desaprobó, narra que Fidel intentó convencerlo de llevarla, pero él no aceptó. Sus primeras tarjetas postales describían los lugares que visitó:
Mensaje enviado desde Japón:
Mensaje enviado desde Francia:
En uno de sus últimos viajes antes de ir al Congo: