La participación de atletas transgénero en deportes femeninos ha vuelto a encender la polémica en Estados Unidos, esta vez con un nuevo capítulo protagonizado por el expresidente Donald Trump y el estado de California. El motivo: la destacada actuación de AB Hernandez, una adolescente trans de 16 años, en un torneo estatal de atletismo en la ciudad de Clovis.
Hernandez logró resultados sobresalientes al ganar dos medallas de oro y una de plata, lo que generó inmediatamente una ola de reacciones políticas. Trump, desde su red social Truth Social, acusó que un “hombre biológico” había vencido en la final femenina del estado y lanzó amenazas de imponer sanciones económicas contra California por permitir esa participación. El exmandatario señaló directamente al gobernador Gavin Newsom, a quien culpó de ignorar advertencias previas y permitir, según él, una injusticia deportiva.
Este incidente ha convertido una controversia deportiva en un conflicto político entre el gobierno federal y una de las entidades más influyentes del país. Incluso, el Departamento de Justicia ha iniciado una investigación para evaluar si la actuación del estado violó el Título IX, norma que prohíbe la discriminación por sexo en programas educativos que reciben fondos federales.
En respuesta a la creciente presión, la Federación Interescolar de California (CIF) implementó recientemente nuevas directrices para competencias escolares. Entre los cambios más significativos, se encuentra una medida que garantiza que cualquier atleta que quede fuera del podio debido a la participación de un competidor transgénero reciba igualmente una medalla. Esta política fue aplicada en la misma competencia en la que brilló Hernandez, donde compartió el primer puesto en salto de altura con otras dos atletas que obtuvieron la misma marca.
La CIF también ajustó los criterios de inscripción para asegurar que las atletas cisgénero no se vean excluidas injustamente, intentando equilibrar inclusión y equidad deportiva en un entorno cada vez más polarizado.
Mientras tanto, el debate continúa dividiendo opiniones en todo el país, y lo que comenzó como un torneo juvenil de atletismo ha escalado a una disputa nacional sobre derechos, política deportiva y autonomía estatal.