Hoy se conmemoran nueve años del retorno de Jose Manuel Zelaya a Honduras de manera sorpresiva y clandestina luego del impedimiento de entrada emitido por el régimen de facto producto del Golpe de Estado de 2009.
Durante las primeras horas de su llegada, sus seguidores se congregaron alrededor de la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde se refugió mientras militares rodeaban la zona impidiendo la manifestación de apoyo de ciudadanos que celebraron su retorno.
“Quién había dicho que yo no iba a regresar?” fueron las primeras palabras de Zelaya, quien burló los retenes policiales y militares de todo el país, en su esfuerzo por retornar a Honduras, luego de ser expulsado por promover una consulta popular para la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente que restituyera el respeto a la Constitución.
Esta hazaña exhibió al golpismo, quienes minutos antes de la aparición de Mel Zelaya en Honduras, aseguraron que inteligencia militar monitoreaba que el presidente Zelaya estaba en Nicaragua en un hotel de lujo y que pronto iba a dirigirse a la Asamblea de las Naciones Unidas en Nueva York.
En su primera aparición luego de 86 días con impedimento de ingresar al país declaró “Estoy aquí en Tegucigalpa, estoy aquí para la restauración de la democracia”.
Cuatro meses permaneció el ex presidente Zelaya, cercado por ordenes del régimen y sometido a diferentes acciones de tortura. Los servicios de energía y agua potable fueron suspendidos en el área donde se ubica la embajada de Brasil, se impidió el ingreso de alimentos para él y sus seguidores.
Las fuerzas militares lanzaron gas lacrimógeno dentro del recinto de la embajada, y colocaron aparatos de tortura con sonidos estridentes en las afueras, equipos traídos de Israel que son utilizados para sacar rehenes en conflictos de guerra.
Los alimentos que eran ingresados a la embajada de Brasil, eran sometidos a que los perros policía los babearan y luego los introducían.
Honduras fue condenada al aislamiento del concierto de naciones luego de producirse un golpe de Estado que quebrantó la institucionalidad y el Estado de Derecho en el país.
