El gobierno de Vladimir Putin ha propuesto que organismos internacionales de Derechos Humanos (DDHH) investiguen a profundidad la matanza en Bucha, y se esclarezca quiénes son los responsables de la muerte de más de 300 civiles.
La sugerencia de Rusia se da luego de constantes acusaciones en su contra, señalando al Ejército ruso como el autor de los crímenes registrados en la ciudad ucraniana.
Aunque Rusia ha negado contundentemente que sus tropas son las responsables de la matanza en Bucha se han aplicado nuevas sanciones económicas que incluyen a las hijas de Putin.
Desde que Ucrania denunció el hallazgo de cadáveres en las calles de la localidad, el gobierno ruso llamó los señalamientos como una provocación cínica de parte de Occidente.
“Lo ocurrido en Bucha debe ser investigado a fondo con la participación de las organizaciones internacionales de derechos humanos”, dijo el jefe del Centro Nacional de Gestión de la Defensa de Rusia, Mijaíl Mizíntsev.
El alto funcionario militar mencionó que la matanza en Bucha es una provocación de los neonazis ucranianos.
“La cínica provocación de los neonazis ucranianos con la muerte masiva de civiles en Bucha, llevada a cabo con el pleno apoyo del régimen de Kiev, es una prueba más de genocidio contra su propio pueblo”, dijo Mizíntsev.
Asimismo, confió que el Ministerio de Defensa ruso tiene una base de pruebas de que Ucrania planea una masacre similar en otra región.
Para el gobierno ruso la matanza en Bucha es una estrategia para estancar las negociaciones que darán fin al conflicto y que pasa por la neutralidad del territorio ucraniano.
Hace unos días se informó que Volodimir Zelenski estaba dispuesto a ceder la neutralidad de su país, renunciando a la OTAN. Las negociaciones hasta el momento continúan estancadas.