Rusia ha llevado a cabo su más devastador ataque aéreo sobre Ucrania desde el inicio de la invasión a gran escala, según informes del ejército ucraniano a CNN. La ofensiva ha dejado a su paso al menos 31 personas muertas y alrededor de 150 heridas.
La embestida se desató durante la noche golpeando a todo el país, con explosiones en diversas localidades, incluida la capital de Kyiv, un hospital de maternidad en Dnipro, hasta la ciudad oriental de Járkov, el puerto de Odesa en el sureste y la ciudad occidental de Lviv.
Yurii Ihnat, portavoz de las fuerzas aéreas ucranianas, describió la magnitud del ataque diciendo: "Hacía mucho tiempo que no veíamos tantos objetivos enemigos en nuestros monitores en todas las regiones y en todas las direcciones. Se disparaba a todo".
Rusia empleó una combinación sin precedentes de 158 drones y misiles, incluyendo los temidos misiles hipersónicos Kinzhal y los mortíferos drones Shahed, para atacar objetivos en distintas partes de Ucrania. La ciudad de Kyiv, así como las regiones este, sur y oeste, se vieron afectadas por la lluvia de proyectiles.
El alcalde de Kyiv, Vitali Klitschko, lamentó que al menos tres personas quedaran atrapadas bajo los escombros de un almacén dañado en el distrito de Shevchenkivskyi.
El ataque aéreo tuvo lugar pocos días después de que Ucrania impactara un tanque de la Armada rusa en Crimea, infligiendo un golpe significativo a la flota de Moscú en el Mar Negro.
Sin embargo, la devastadora respuesta rusa también coincidió con la recepción por parte de Ucrania del último paquete de ayuda militar de Estados Unidos, en un momento crítico, mientras esperan la aprobación del Congreso para más financiamiento.
El primer ministro ucraniano, Denys Shmyhal, condenó el "gran ataque aéreo ruso sobre Ucrania", destacando que el objetivo fue "infraestructuras sociales y críticas". A pesar del dolor y la destrucción, Shmyhal elogió la profesionalidad de las fuerzas de defensa aérea ucranianas, que lograron derribar la mayoría de los objetivos enemigos.